La Ley de Igualdad que impuso este Gobierno en nombre del feminismo aparenta ser progresista, pero puede resultar inconstitucional cuando exige la paridad de hombres y mujeres en los consejos de administración de las empresas privadas, cuya misión es obtener beneficios sea cual sea el sexo de sus dueños y administradores.
Pero hay otro aspecto menos vistoso: la ley le concede mínima importancia a que las mujeres perpetúan la especie humana.
Para evitar que se extingan los españoles, las trabajadoras de cualquier categoría deberían disponer de al menos un año pagado tras el parto, y no los cuatro meses que da esta legislación que sólo alarga la actual infecundidad.
En Suecia, por ejemplo, y para que no se extinga la población autóctona, las trabajadoras tienen 13 meses de posparto pagados –y dos el marido--, ampliables reduciendo proporcionalmente el sueldo.
En España, muchas empresas optarán por hacerse extranjeras para obedecer leyes más racionales. O esterilizarán o harán abortar a sus consejeras paritarias para volverlas amazonas sin partos ni pospartos, para que se autoexploten compitiendo sin desmayo en los mercados internacionales.
Aunque el Gobierno podría implantarle úteros a los hombres para embarazarlos y hacerlos iguales a las mujeres: de no ser así, los españoles desaparecerán.
El Gobierno que elaboró la ley es ejemplo de la esterilidad que le espera al país: sus ocho ministras suman cinco hijos, 0,625 hijos cada una. Que son 4,5 veces menos que los 22 hijos de sus ocho colegas varones.
Entregadas ellas obsesivamente a su trabajo, no han producido españolitos. Por el contrario, cada uno de los exministros José Montilla y José Bono tiene tantos hijos como suman las ocho ministras.
Esta ley producirá mujeres similares a ellas. Que introducidas en todos los sectores económicos lograrán que se extinga el pueblo español en tres-cuatro generaciones.
Este tema ya lo hemos discutido, sr. Molares Do Val...
Para empezar, las amazonas tenían partos y pospartos, ya que había amazonitas.
Me hace gracia que usted encuentre que esta ley que obliga a la paridad en los consejos de administración y demás, vaya a impedir a las mujeres tener hijos; cuando lo que se lo impide en realidad, es lo que usted dice de que las empresas "se irán a otros países a obedecer leyes más razonables".
La única ventaja que tienen los ministros sobre las ministras, es que ellos disponen de una máquina gratuita de ocuparse de los hijos llamada "esposa" (esposas probablemente, pocos estarán casados en únicas nupcias, especialmente Bono que acaba de tener hijos a su edad), elemento del que no disponen en cambio las ministras.
Me alegro de ser mujer en edad fértil; así puedo decir que me importa nada y menos que los españolitos se extingan o no, mientras se siga viendo un problema la ley de paridad y no el que las empresas despidan a las mujeres preñadas. Ya que al parecer, el problema es imponer la igualdad en la parte de arriba de la pirámide. En la de abajo, da lo mismo que las mujeres trabajen dieciocho horas diarias y tampoco puedan parir, porque no toman decisiones importantes.
Y eso es lo que escuece, que las otras sí.
Publicado por: Anandryne | lunes, 19 marzo 2007 en 00:33