Al-Qaeda acaba de ratificar su anuncio de que emprenderá nuevas acciones terroristas en España para castigarla por mantener tropas en Afganistán.
Los islamistas, realmente, aspiran a más: a reconquistar al-Andalus, como anuncia el Real Instituto Elcano.
Pues bien, el Gobierno debería decirnos si está dispuesto a defender a los ciudadanos anunciándole a esos asesinos que, si mueren en España, serán enterrados envueltos en piel y grasa de cerdo.
Que es el destino más infernal que pueden temer los yihadistas, incluyendo a los acusados de volar los trenes el 11M, o al que quiere destruir las torres KIO de Madrid.
El cerdo, igual que la sangre menstrual y otros productos que los fanáticos consideran impuros, envía a los muertos al peor de los infiernos musulmanes, por muchos méritos que hubieran hecho en vida para ir al Paraíso.
Premio y castigo: los yihadistas se suicidan para llegar rápido a sus 72 huríes, y el vino y los placeres que les prohíbe su religión aquí. Las mujeres, que siempre valen poco, sólo gozarán de uvas y dátiles celestiales, aunque aún así algunas se vuelan como bombas. Pero se irán al infierno si terminan adobados con cerdo.
Aunque habrá un problema: frente a la posibilidad de evitar atentados y miles de víctimas, vendrán los buenistas, los multiculturalistas y la alianza de civilizaciones alegando que no deben profanarse esos cuerpos.
Pero se supone que prevalecerá el buen sentido y que los ciudadanos conseguirán que se explote la supersticiosa debilidad de los islamistas, que es esa obsesión por la pureza de su cadáver.
Pues que vayan sabiendo que contra la yihad de al-Qaeda están las bombas charcuteras de salchichón, las balas de chorizo o lacón y los tampones femeninos: excelentes armas contra la guerra santa.
oh, es usted un provocador... pero recuerde que en tiempos recientes los terroristas intentan postergar la inmolación todo lo posible... así que mejor untarnos con grasa de cerdo, para mantenerlos alejados mientras siguen vivos...
Publicado por: mjk | jueves, 15 marzo 2007 en 14:00