Hay que leer muchas veces el nombre Ayaan Hirsi Ali para recordarlo y engarzarlo al bellísimo rostro negro de una mujer de origen somalí, ahora holandesa, a la que quieren asesinar en cualquier parte del mundo miles de fanáticos islamistas.
Acaba de aparecer en las librerías su segundo libro, “Mi vida, mi libertad” (Galaxia Gutenberg). En síntesis, es la autobiografía de una joven musulmana que huye del destino de un matrimonio forzado.
Refugiada en Holanda, trabaja, estudia, lucha, y triunfa como intelectual y como política –llega a ser diputada-- adoptando los valores de la Ilustración a la vez que deserta de los del islam.
Es la historia real de la hija de un piadoso y polígamo señor de la guerra que va abandonando por distintos países a sus mujeres e hijos. El caso de quien fue horriblemente infibulada. De alguien nacida en las entrañas de la bestia fundamentalista, que ahora es un ejemplo para las musulmanas que quieran liberarse.
Es también un tratado sobre el islam más reaccionario, que es el que ella conoció, aunque afirma que ese es su carácter natural.
Trata de la grandeza y cobardía simultáneas de la Europa rica. La Europa que se asusta, aunque luego reacciona, cuando un fanático marroquí asesina a Theo Van Gogh, director de un corto cuyo guión, escrito por Ayaan, describe la opresión de la mujer en el mundo islámico.
Parece una novela por el fascinante estilo con el que cuenta su vida. Es también una invitación para que las musulmanas se levanten contra el brutal y explotador machismo de la mayoría de los hombres de su religión.
Este libro hay que leerlo. Y tras asimilarlo se exclamará: ¡Con todos sus defectos, qué gran mundo es el nuestro actual, alejado ya de antiguos fanatismos y dictaduras religiosas!
Mi admiración personal para esta Dama.
Publicado por: Gaspar Payá | sábado, 10 marzo 2007 en 11:42