Parece extraño que el Ministerio de Asuntos Exteriores español haya acogido una entrevista oficial entre el ministro Moratinos y quien se presenta como su homólogo, responsable de política internacional de la Generalitat, Josep-Lluís Carod-Rovira.
Porque ese encuentro le reconoce autoridad a la Generalitat para iniciar relaciones con países extranjeros, como se propone hacer Carod con Francia, Portugal y Marruecos.
Aunque Francia le hará el mismo caso que a cualquier clochard de París, como le demostró hace unos meses Chirac a Maragall, desconcertando a ZP, que patrocinaba al Molt Honorable.
De relaciones con Marruecos, no se sabe. Con Portugal, tampoco, aunque los nacionalistas gallegos querrán anticiparse en ese país que consideran más hermano que las demás regiones españolas.
Todos haciendo diplomacia. Esto es lo bueno de transmutar las relaciones interiores en exteriores. Como España ha desaparecido de la política mundial, e incluso europea, sus 19 ombligos --17 naciones y dos ciudades autónomas— dialogan tratándose como si fueran extranjeras.
A la España actual sólo la aprecian regímenes poco recomendables. Cuando convoca reuniones con países serios acuden personajes terciarios, como los que vinieron para resucitar la difunta Constitución europea. Las grandes iniciativas de ZP son tomadas con desdén, cuando no a broma, por el mundo civilizado.
En esta situación, qué mejor política exterior que las capitales autonómicas mirándose mutuamente los ombligos,. Quizás así eviten pelearse por el agua de los ríos, o traten de encontrar una historia común. Incluso podrían aprender bien un idioma general allá donde hay lenguas autonómicas. Con objetivos parecidos nació la Unión Europea.
España está volviéndose una isla flotante. La Castroforte de Baralla de Torrente Ballester. Muchas naciones dentro, con pomposos funcionarios que discursean sobre sus diferencias creyendo que hacen diplomacia y relaciones exteriores con EE.UU., Alemania y China.
Sr. Molares:
Si tiene alguna mano en las cosas del poder le ruego que me proponga como embajador de Galicia en cualquiera de los otros reinos, condados o colonias que lo haré muy bien aunque se que enseguida vendrán los de Coruña a decir que ellos son más históricos que yo y querrán imponerse y los de Vigo después de pelear con los de Pontevedra, exigirán ellos la embajada. Yo también podía ser nombrado embajador en Lugo. Haga algo, por favor.
Publicado por: Compostelo | lunes, 05 febrero 2007 en 10:19