Seis meses antes de los atentados del 11M en Madrid, se descubría un documento en internet redactado por al-Qaeda proponiendo cambiar el gobierno español para que Rodríguez Zapatero, como prometía, retirara las tropas de Irak.
Así se cumplirían las promesas de Alá de derrotar a los cruzados cristianos y se aceleraba la próxima reconquista de al-Andalus, según indicaba ese escrito descubierto por los servicios secretos noruegos.
De sus 42 páginas, seis hablan de España, pero mucho más de al-Andalus que de su presencia en Irak, motivo sólo para acercarse a la ambición secular musulmana por reconquistar casi toda la península.
Al-Qaeda acertó, aunque los líderes y poblaciones de otros países aprendieron la lección y no se dejaron intimidar por las amenazas terroristas: Romano Prodi ganó las elecciones italianas sin prometer una retirada inmediata de las tropas de paz y reconstrucción enviadas por Berlusconi a Irak.
John Howard resultó reelegido primer ministro de Australia advirtiendo que mantendría las suyas. Igual hicieron los líderes japoneses y de otros países que aseguraron que ningún atentado iba cambiar su conducta en Irak.
Y aunque al-Qaeda, hubiera elaborado otros documentos como el descubierto por Noruega, ni siquiera atentó entonces. No iba a obtener resultado alguno si no había otro Rodríguez Zapatero.
El problema ahora es que hay un ZP estadounidense, el demócrata Barack Obama, rival de Hillary Clinton. Gran orador, más convincente, articulado y culto que el español, de Obama no atrae su proyecto político, sino su arrollador encanto personal.
Es un Kennedy mulato. Hijo de africano y europea. Su mujer es negra. Representa el moderno afroamericano. Carismático para una sociedad que desea darle una oportunidad a quienes han tenido pocas: mujeres y, precisamente, negros. Un país que perdona incluso su otro nombre, Hussein, que su familia fuera musulmana, aunque él asiste a una iglesia cristiana de mayoría negra.
Promete abandonar Irak a plazo fijo, 2008. Y el australiano Howard, recordando Madrid, ha advertido que “si yo dirigiera al-Qaeda rezaría muchas veces por la victoria de los demócratas, que anuncian su salida de Irak, pero sobre todo por la de Obama, que propone una fecha inaplazable”.
Sabe que alguien predicará que a Alá rogando y con el atentado dando, aunque quizás la reacción estadounidense sea diferente a la española.
Jo vivo en Espanna pero soy americano y coincido con voste en todo y me parece muy bien lo escrito y la comparation.
Publicado por: John | domingo, 18 febrero 2007 en 11:02