Mientras los políticos andaluces no se avergüenzan aún de su fracaso en el referéndum para que la Junta de Andalucía pueda fiscalizar el flamenco y a los poetas que le cantan al Guadalquivir, la multinacional Delphi cierra su fábrica gaditana de componentes de automóviles y deja en la calle a 1.600 trabajadores.
Simultáneamente, la república de Macedonia publica anuncios en los periódicos ofreciendo excelentes condiciones a las empresas que se establezcan allí. Y si no se va a Macedonia, Delphi se instalará en un lugar parecido.
Esa república que fue parte de Yugoslavia ofrece, en lugar de inspectores de martinete o soleares, registrar sociedades en tres días, mínimos impuestos y mano de obra barata y bien cualificada.
La renta per cápita de sus poco más de dos millones de habitantes es de un tercio de la andaluza. Pobreza que se debe sobre todo a la ruptura de Yugoslavia, un país que si se hubiera mantenido unido sería rico.
Porque el hundimiento del comunismo en los años 1980 no alumbró un sistema democrático pujante, sino un violento nacionalismo étnico-folclórico-religioso, obseso del patriotismo del canto de las ranas y del rabo de las boinas.
Las repúblicas exyugoslavas perdieron casi dos décadas en chauvinismos y guerras. Sin conflagraciones –aunque con terrorismo etarra--, y con patrioterías crecientes están las regiones andaluza, catalana, gallega y vasca, de las que comienzan a marchárseles quienes producen riqueza.
Como en Euskadi, en algunas regiones españolas está creándose un ejército de vampiros y parásitos patrióticos que hay que sostener a costa, en buena medida, de empresas como Delphi u otras similares que enseguida dicen: “Me largo”.
Y se van a las Macedonias que están de vuelta de burócratas nacionalistas y de exaltaciones patrioteras fabricantes de desempleo y pobreza.
No pasa nada, porque el estatuto proveerá de dicha sin fin a los Andaluces y Andaluzas, gracias al estatuto se acabaran todos los problemas del paro y tal.
Es usted un peligroso fascista, habría que cerrar esta pagina web, no habría que aplicarle el canon...
No, mejor prohibimos Internet!
Publicado por: Sanders | domingo, 25 febrero 2007 en 01:05