Llamándole Pepiño los cronistas políticos tratan de minusvalorar a José Blanco, secretario de Organización del PSOE y su dirigente más poderoso tras Rodríguez Zapatero.
Pepiño Blanco, dicen con retintín. Corrigen con diligencia el procesador de textos más usado, el Word, que cuando se escribe Pepiño pone automáticamente Pepino, el vegetal.
Diciendo Pepiño quieren burlarse, expresar displicencia y desprecio hacia esta persona, a la que le afean ser solamente bachiller. Creen que así describen a un Pepe infantil y/o tonto.
No debe serlo: no es una nulidad quien ocupa el sillón de Guerra sin que nadie del Partido le rechiste, tras hacer Presidente inesperada, asombrosamente, al manso Rodríguez Zapatero.
Los socialistas deben de estarle agradecidos: tras ocho años careciendo de prebendas y privilegios, las recuperó para miles de sus compañeros, quitándole esas jugosas gabelas y empleos al PP.
Ahora, para mantener industria tan productiva, deben serle absolutamente leales. Sólo así podrá seguir promocionando a la militancia elección tras elección.
Lo admiran aunque no sea Demóstenes, sino un orador más bien de chascarrillo, frase hecha y chiste fácil. Y a alguien como él, naturalmente, en el PSOE no le llaman Pepiño, sino don José o don Pepe Blanco, o amistosamente, Pepe.
Hace ya bastante tiempo que nadie lo identifica como Pepe Blanquito, como se le conocía en Palas de Rei, su pueblo natal de Lugo, donde fue concejal.
Allí siempre perdió las elecciones a la alcaldía. Sus 4.214 habitantes rechazaban socialistas como regidores. Quizás el PSOE de Madrid lo conoce mejor que sus vecinos de Lugo, o viceversa, o todos se equivocan. Pero Palas de Rei se perdió a su Prócer.
Consejo: véalo usted como a un don José. Es un preclaro dirigente que premia con puestos de trabajo a los suyos, creador de industrias políticas, que alimentan a muchos conmilitones y reduce las listas del desempleo.
Usted es un provocador. Su descripción de Pepiño es exacta y graciosa. Pero poco prudente. Saludois de un Pepe, pero no el Blanquito.
Publicado por: Pepe, pero no Blanco | jueves, 07 diciembre 2006 en 15:49