Como la mayoría de los miembros de cualquier gobierno envía a sus hijos a elitistas colegios privados, ninguno de ellos puede exigirle al resto de los españoles que formen a los suyos en centros públicos mal dotados y sin disciplina.
Esta ley la cumplen actualmente los del PSOE: por ejemplo, donde estudian los hijos de José Montilla, no hay navajas, una palabra más alta que la otra, rebeliones contra los profesores, huelgas o indisciplina.
Los colegios públicos, cuya calidad y profesorado podrían –y a veces milagrosamente lo consiguen—ser mejores que los privados, son esclavos de unas normas laxas, dictadas no para igualar a los jóvenes en su mejor preparación posible, sino teniendo como techo la peor.
Quienes diseñan la enseñanza imponen el aprendizaje de la selección de las especies de Darwin, y la aplican forjando a sus hijos para que triunfen.
Pero niegan que los hijos de los poco poderosos puedan competir también para adaptarse a esa ley inevitable, aunque corrigiéndola para amparar a quienes no pueden luchar por razones físicas o síquicas.
En distintos países, entre ellos las socialdemocracias nórdicas como la sueca, los padres pagan el colegio que deseen con el “cheque escolar” que les entrega el Gobierno, y que corresponde a lo que este debe invertir en la educación de cada alumno.
No es un valor al portador porque sólo el colegio elegido puede cobrarlo, pero lo que logra este sistema es que los mejores colegios atraigan más cheques, e impulsen a los otros a mejorar, a competir.
La popularización de este sistema era el gran empeño del premio Nóbel de Economía, el estadounidense Milton Friedman, que acaba de fallecer con 94 años, y cuyos proyectos y realizaciones en escuelas, especialmente del tercer mundo, pueden verse en http://www.friedmanfoundation.org.
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LA PAZ ES LA CONSTITUCIÓN
El día 6 de Diciembre, como viene siendo habitual en Vitoria a iniciativa de la asociación Ciudadanía y Libertad, se van a celebrar una serie de actividades -varias de ellas aptas para adultos y pequeños- (música, casetas...) en conmemoración de la Constitución española, en la Plaza de Correos a partir de las 12:00 h. y hasta las 14:00.
Este año, además, a las 12:30 h. tendrá lugar en dicha Plaza un ACTO CÍVICO, bajo el lema:
LA PAZ ES LA CONSTITUCIÓN
El acto será presentado por CIUDADANÍA Y LIBERTAD, e intervendrán representantes de las asociaciones convocantes: FORO ERMUA, BASTA YA, COVITE y FUNDACIÓN PARA LA LIBERTAD
Fernando Savater leerá una declaración y cerrará el acto Mikel Buesa, presidente del Foro Ermua.
ACUDE A LA FIESTA DE LA CONSTITUCIÓN
"Hay que decir con claridad que el respeto a la Constitución y, por tanto a la unidad de España es la garantía de nuestra libertad"
MANIFIESTO
6 de Diciembre
Nos hemos reunido aquí para celebrar el día de la Constitución, la fiesta máxima de nuestras libertades cívicas y nuestras garantías sociales. Además de una jornada de alegría, será bueno también que aprovechemos la fecha para hacer en común una reflexión sobre el significado de la Constitución y para reafirmarnos en su inequívoca defensa.
La Constitución es ante todo la garantía de la paz y la convivencia en nuestro Estado de Derecho. Quienes hemos vivido dentro de la Constitución todos estos años hemos vivido en paz: y quienes han muerto por defender la Constitución lo han hecho por mantener la paz frente a quienes buscaban imponer la tiranía por el camino del terror y el asesinato.
Se habla a veces hoy de conseguir por medio del diálogo un acuerdo de convivencia. Pero ésa es precisamente la mejor descripción de la Constitución: un acuerdo de convivencia conseguido por medio del diálogo parlamentario que luego ha ido siendo concretado y desarrollado en los diversos Estatutos de Autonomía. Quienes durante tantos años han atentado contra los ciudadanos respetuosos de la Constitución no buscan ni convivencia ni diálogo: sólo buscan imponer brutalmente su monólogo y doblegar a quienes no aceptan su conquista del poder por medio de la fuerza.
Los que hemos luchado tanto tiempo contra el terrorismo no lo hicimos meramente por razones humanitarias y por repugnancia moral ante el crimen, sino por la más pura y simple de las razones políticas: por defender la libertad de nuestro país contra quienes pretenden secuestrarla o intimidarnos para que renunciemos a ella.
Desde luego, queremos la paz: pero la paz no puede ser nunca mera ausencia de violencia, sino que debe ser presencia y vigencia de la Constitución, sin coacciones, extorsiones ni amenazas. Estamos dispuestos a aceptar como conciudadanos a cuantos se acojan a la norma constitucional pero no estamos dispuestos a suspender ni un solo día nuestro derecho de ciudadanos para complacer a los chantajistas del terror, que quieren reinventar el país como precio a renunciar a sus desmanes.
La paz debe ser el triunfo de la Constitución, que es la victoria de todos. El resto es imposición y sumisión a la locura sanguinaria de unos pocos o al oportunismo de quienes pretenden aprovecharse de esa herencia de pánico para obtener una hegemonía política que no podrían conseguir de otro modo.
¡Ciudadanos, larga vida a la Constitución! ¡Defendamos, hoy como ayer, la garantía de nuestras libertades!
Maravilloso acierto que da, una vez más, en el preciso clavo. Súmsele ahora que las nuevas generaciones en España no desean competir al modo americano, sino que están dispuestas a esforzarse si se les dan nuevas vías, y se tendrá una educación más que aceptable.
Me temo que el señor Molares no deja de ir de acierto en acierto, ya que, cuando no saca a relucir su experiencia como reportero en conflictos bélicos, se acerca a la realidad, de la forma más pausada, cercana y sincera y nos destripa un jamón delante de los ojos, que luego constatan con números y lejania las encuestas:
El salario medio en euros consatantes no ha subido desde el año 97, sino que para hacer honor a su nombre se mantiene en euros constantes: Es decir, simulan ser más euros, pero en realidad no dejan de ser los mismos.
Mientras que con más euros, se sigue ganando lo mismo, los productos se multiplican por cuatro en su precio, en un precio real que los hace más inaccesibles.
¿Cómo es posible que la economía española siga creciendo?
Porque la gente sigue comprando.
¿Cómo es posible que compre si la gente tiene en realidad menos dinero?
Porque la gente gasta lo prestado.
Pero veo Cuatro e Iñaki me sirve sus noticias... "Fíjense en la economía de Estados Unidos". Y me sirve unos números diciendo que sí, que la economía del otro lado del charco desciende, pero menos de lo previsto. "El euro está fuerte, aunque esto también perjudica a las exportaciones".
¿Qué rayos le interesan las noticias de Iñaki a la gente? No le inetresan en nada. Por eso se las sirve: Las duerme y las relaja... Siguen consumiendo.
Pero falta una última pregunta: Si al cambio un dólar vale menos que un euro, y por tanto a un yanqui le cuesta más comprar productos extranjeros que los suyos, como es posible que, teniendo nosotros menos dinero, teniendo más dificultades para que nos compren por ahí fuera productos, nuestra economía siga creciendo?
Porque compramos, patrióticos, nuestros propios productos. ¿De qué productos hablamos? De aquellos que no sólo no son peores que los extranjeros, sino que, por su calidad y por su enorme peso, son insustituíbles: Ladrillos. Ladrillos puestos unos encima de los otros: Viviendas, muchas de ellas no habitadas, que no pueden viajar en barco. En este sector somos inexpugnables!!!
¿Y cómo somos capaces de ejercer nuestro patriotismo cuando ya cuesta comprar una barra, ya no digamos un coche, ya olvidémonos de una vivienda?
Porque nos siguen prestando dinero (¿?)
Luego crecemos, sí, crecemos. Luego vivimos mejor, sí, vivimos mejor. Quizás demasiado...
Y no es cuestión de ser tremendistas, pero las cosas conviene ir explicándolas.
Publicado por: paramecio | sábado, 02 diciembre 2006 en 16:29