Francisco José Alcaraz, el presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, es fácilmente caricaturizable gracias a su semblante de ecce homo quebrantado por el dolor producido por ETA al asesinar a su hermano y a sus dos sobrinas.
Lo ridiculizan a él y a la AVT, buscando motivos nimios. Como que en una de sus manifestaciones acudió en silla de ruedas, entre los heridos por terrorismo, un hombre con sus piernas gravemente quebrantadas no por un bombazo, sino por la poliomielitis.
Explotación del doloroso caso de un minusválido para dañar a las víctimas. Es la consigna: ¡A por la AVT! Por rechazar el “proceso de paz” de Rodríguez Zapatero.
Quienes consiguieron silenciar durante muchos años a las víctimas no soportan que ahora sean capaces de agitar a la opinión pública impulsadas por este Alcaraz llorón y reivindicativo, al que consideran un histrión.
Porque está logrando despertar cierta cólera y rechazo a la negociación con ETA entre muchos españoles que antes, para dejar atrás y olvidarse definitivamente del terrorismo, estaban dispuestos a concederla a ETA la independencia de País Vasco, Navarra, y libertad para sus presos.
Eso era cuando ZP tenía encuestas que señalaban ese cansancio ciudadano y las ganas de ceder. Era cuando nombrar la paz lo llenaba todo: retirada de Irak, cesiones a ETA.
En ese ambiente pactista renació la combativa AVT de Alcaraz, mezcla de imagen Dolorosa de Semana Santa y de “santa ira”.
Y con el apoyo del PP, las víctimas y esa efigie de mártir comenzaron a desnudar el plan negociador del que todavía se desconocen las promesas que se le habían hecho a los terroristas.
Por eso hay que destruir a Alcaraz, desacreditar a las víctimas. Y en estas estamos: ¡A por la AVT!
A por ella
Publicado por: Talín | viernes, 22 diciembre 2006 en 22:24