Nació hace tres meses, durante los que sufrió el silencio de los medios informativos y los ataques del catalanismo más nazi, pero Ciutadans de Catalunya-Partido de los Ciudadanos tendrá tres diputados en el parlamento catalán para representar la España y la Cataluña más tolerantes, cultas y cosmopolitas.
Porque Ciutadans se enfrentará al contagioso nacionalismo que absorbió incluso al partido socialista y que convirtió al ciudadano en siervo de obligaciones identitarias, imponiéndole la lengua única y el desprecio obligatorio a todo lo español.
Frente a la realidad nacional como objetivo obsesionante y corruptor, la realidad ciudadana: el que cada persona sea libre, como señala la Constitución Española.
Porque la principal apelación de Ciutadans es la Constitución como fuente de derechos y deberes, coartados por numerosos estatutos de autonomía con sus obligaciones sociales y culturales que cercenan la libertad individual.
Partido inspirado por intelectuales liberales y de izquierda, los más brillantes de Cataluña –De Carreras, Azúa, Espada, Puigdevall, Boadella, Ovejero, Pericay, Tubau, Nuño, Jiménez Barbat, Vázquez-Rial--, no debe sorprender que tras conocer su triunfal entrada en la política sus seguidores gritaran, como bajo la dictadura, “¡Libertad, libertad!”
Una reclamación frente a lo identitario impuesto por los nacionalistas y sus anexos socialistas y comunistas, que tienden hacia el nacionalsocialismo, que segregan a numerosos ciudadanos y multan a empresas que no se rotulen en catalán: el franquismo al revés.
Albert Rivera, el joven cabeza de lista de Ciutadans presenta, como sus compañeros de partido, la imagen de esa Cataluña amable, mundana y abierta que siempre se admiró desde otras regiones.
En las que es previsible que aparezca también el Partido de los Ciudadanos para defender los derechos de cada uno de ellos frente a los nacionalismos identitarios, incluido el español al viejo estilo imperial.
Un nacionalismo imperial ajado y cuartelero que todavía mantienen muchos dirigentes del PP.
Partido que, sin embargo, y en su ambición de acercarse al poder, ha aceptado algunos postulados socialnacionalistas en la misma Cataluña, asombrosamente en Andalucía, y que, posiblemente, lo hará también en otras regiones.
Sin duda alguna un soplo de aire fresco que ha desorientado a muchos... Aún no saben qué hacer con ellos, ni cómo tratarlos. Es una pequeña fisura, pero demasiado peligrosa: Una formación que ha saltado a la palestra sin necesidad de los medios, y aún a pesar -casi- de todos ellos. ¿Simples fachas o buen rollito para el joven partido ciudadano? ¿Exterminarlos o contagiarse de su joven imagen, siempre de su imagen?
Nunca noté que tan pocas personas causasen tal desconcierto, que no revuelo. De hecho, de momento, revolotear, lo que son los medios, han revoloteado, a conciencia, muy poco. Pero se les ha dado la palabra, por un por si acaso. Haga lo que se haga, intente lo que se intente, la fisura ya está abierta. Tratar de difamarlos puede ser un peaje demasiado costoso, aún juntándose todos los medios... Todos quedarían aún peor de lo que ya han quedado. A veces la avaricia rompe el saco. Y el saco, me temo, que ya tan sólo tiene un hilito del que habrá que seguir tirando de un modo sosegado y constante.
Publicado por: paramecio | sábado, 04 noviembre 2006 en 01:39