Se cumplen ahora tres años de la emboscada contra ocho agentes secretos españoles en Irak, con siete muertos, y se sabe menos de ellos aquí que de Alexander Litvinenko, el exespía ruso asesinado en Londres con veneno radiactivo.
Los españoles cayeron en una emboscada, fueron masacrados y sus cadáveres profanados en un acto de barbarie sólo descriptible por alguien que conoce bien el espionaje y sus guerras.
Fernando J. Muniesa, experto español en comunicación y defensa, consultor de empresas y de partidos políticos, acaba de publicar un libro --su tercero sobre temas de espionaje--, que quizás desvele el motivo de la matanza de los agentes del CNI (Centro Nacional de Inteligencia).
"La venganza de la Mukhabarat" (Anroart Ediciones), plantea que la trampa fue organizada por los servicios secretos iraquíes, Mukhabarat, como venganza por el apoyo español a la invasión estadounidense y británica para derrocar a Sadam Hussein.
Según esta tesis, Mukhabarat y el CNI, antes CESID, habían mantenido durante décadas relaciones fluidas, basadas en la “tradicional amistad hispano-árabe” acuñada por el franquismo.
El súbito apoyo de José María Aznar al eje anglosajón fue tomado por los remanentes de los servicios de Sadam como una traición que los españoles pagaron en aquella celada, en la que, además de matarlos, se ensañaron con ellos para enviar al CNI un mensaje medieval sobre la consecuencia de las felonías.
El libro es una mezcla novela negra, con el misterio y la sordidez de la clásica literatura de espías, y ensayo sobre los servicios secretos españoles, que describe la vida de los agentes y los negocios y ambiciones de sus jefes, fácilmente identificables.
Novela-ensayo, e incluso guión para una gran película que podría filmarse sobre cómo es y actúa el espionaje español.
Comentarios
Puedes seguir esta conversación suscribiéndote a la fuente de comentarios de esta entrada.