Nacionalistas y socialnacionalistas catalanes gritaban “¡Todos somos Rubianes!” hace unos días contra Alberto Ruiz-Gallardón porque le retiró la invitación y la subvención al actor Paco Rubianes para que se presentara en un teatro municipal madrileño, el Español, tras haberse ciscado, precisa y públicamente, sobre todo lo español.
Pero no, no todos somos Rubianes. Es chusco, soez y mal educado, aunque haya que apoyarlo una vez que la extrema derecha se manifestó amenazando su obra “Lorca eran todos” ante el auditorio madrileño de Comisiones Obreras donde se representaba.
Rubianes tiene derecho a ser grosero, a insultar a España, territorio físico que evacua sin dificultad sus expresiones: tiene, al menos, un inodoro por vivienda.
Pero, pobre Rubianes si hubiera mentado a Cataluña, Euskadi o Galicia en lugar de España. Los “¡Todos somos Rubianes!” lo lincharían patrióticamente.
La provocación es una argucia que atrae público. Exige talento, agudeza, imaginación. Las intemperancias rubianescas demuestran carencia de esas cualidades, aunque su función quizás sea más digna que él.
Ser grosero, zafio, estúpido, escatológico y blasfemo con toda patria o idea es un derecho que podría considerarse un Derecho Humano. Como profilaxis frente al fanatismo derechista, izquierdista, nacionalista e islamista.
Porque imponer reverencia a toda idea y creencia es insano. Si estos sentimientos fueran intocables tendríamos que respetar supersticiones y tabúes que nos devolverían a la edad de piedra.
Rubianes es insultante e incivil. Hace evacuaciones insolentes e insolventes. Pero quienes se sienten molestos con su hedor pueden pedir que no se le paguen subvenciones municipales y no asistir a sus espectáculos.
Rubianes también tiene suerte. Le han montado una excelente campaña publicitaria. Está en todos los medios de comunicación, y los ayuntamientos ideológicamente opuestos al popular Ruiz-Gallardón lo contratarán y subvencionarán muy generosamente.
Cuantos errores en un sólo artículo!
Rubianes no se llama Paco, se llama Pepe.
Rubianes no necesita ningún tipo de publicidad ya que hace siete años que llena cada noche un teatro de la Rambla. Y su espectáculo sobre Lorca lleva meses de gira por todas partes y sólo los medios madrileños se han hecho eco del mismo cuando ha llegado a la capital (cuanto provincianismo, sólo existe la capital!)
Sus palabras no iban dirigidas contra la España democrática, abierta y pacífica si no contra la caverna, la extrema derecha y los radipredicadores que llenaban de mierda a todo el mundo que no pensara como ellos en el periodo de las negociaciones del estatut.
Rubianes ha pedido perdón en diversas ocasiones. La caverna que tanto ha insultado y vilependiado a todo el mundo aún es hora que pida disculpas algún día por sus insultos.
Rubianes es un tipo libre al que todas las etiquetas le sientan mal. Y sus espectáculos son magníficos, es un grandísimo actor.
Publicado por: aleppo | martes, 03 octubre 2006 en 09:09