Están sucediéndose hechos políticos gravísimos en Marruecos ante nuestra indiferencia hacia ese vecino que tiene casi la extensión de España, sin contar el Sahara Occidental, y con muchos de sus 33,3 millones de habitantes deseando pasar el estrecho de Gibraltar para plantarse aquí.
La monarquía dijo haber desbaratado un golpe de estado hace dos meses, cuyos cabecillas, militares cercanos al Rey, pretendían asesinarlo para establecer una república islámica.
Después, e inesperadamente, Mohamed VI suprimió el servicio militar obligatorio. Aunque niegue que esta decisión se relacione con el supuesto cuartelazo, es difícil desvincular ambos hechos.
Podemos imaginarnos levemente qué supondría para España compartir frontera con un régimen islamista, con todas sus exigencias, incluyendo Al-Andalus.
Los mapas de Marruecos que se ven profusamente en ese país, incluso cerca de su Rey, incluyen a buena parte de España y, obviamente la Comunidad Canaria. Y recuérdense las reclamaciones de Bin Laden como líder del radicalismo sunnita, mayoritario en Marruecos.
Lo que lleva a reavivar ciertas hipótesis sobre el 11M y sus 191 asesinados, sabiendo que casi todos los supuestos implicados eran marroquíes. Que tuvieran o no relación con ETA es otra historia. Pero imagínese usted que algunos militares y policías secretos de los que oficialmente pretendieron derrocar al Rey hubieran cooperado, directa o indirectamente, con el atentado.
Hasta podría pensarse que Mohamed VI sabía que iba a producirse tal masacre y que no hubiera querido evitarla para vengarse de Aznar por el conflicto de Perejil. Tal es la idea de los servicios secretos de algunas fuerzas africanas cercanas a Marruecos.
Piense usted en que se sabe definitivamente muy poco sobre el origen y la calidad del explosivo utilizado en los vagones de los trenes, a los que cortó casi como con cizalla, como hacen algunos productos de uso militar, y que no los despedazó, como debería hacer la dinamita minera.
Es una hipótesis de interés creciente. Por tanto, atentos a Marruecos.
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Comunicado de Prensa del Foro Ermua
En apoyo de nuestro compañero Antonio Aguirre
¿Dónde queda la libertad de expresión y de discrepancia en el PSE y el PSOE?
Bilbao. 15 de septiembre, 2006. Desde el FORO ERMUA queremos transmitir públicamente nuestra solidaridad y total apoyo a nuestro compañero Antonio Aguirre, hasta hace poco tiempo dirigente del PSE, a quien el Partido Socialista ha abierto un expediente sancionador que podría terminar en su expulsión del Partido.
El expediente tiene su origen en las manifestaciones públicas de discrepancia frente a la política de cesión al nacionalismo y frente a la vía emprendida por el PSOE para negociar con ETA sin que ésta haya previamente abandonado de manera definitiva las armas ni haya asumido el compromiso de disolverse. También se basa el expediente en la presentación, como miembro del FORO ERMUA, de una querella contra Arnaldo Otegi, Rufino Etxeberria, Olatz Dañobeitia, Patxi López y Rodolfo Ares por desobediencia a la prohibición de toda actuación de la ilegalizada BATASUNA dictada por el Tribunal Supremo.
La querella fue interpuesta a raíz de la reunión de BATASUNA y el PSE el pasado 7 de julio. Cabe recordar que el propio Tribunal Superior de Justicia del País Vasco había considerado con anterioridad como probablemente constitutiva de delito una reunión mantenida entre el Sr. Ibarretxe y Batasuna de características similares a la que mantuvo el PSE.
Antonio Aguirre se ha limitado, por tanto, a poner en conocimiento de la Justicia la comisión de un presunto delito por parte de los dirigentes del Partido Socialista de Euskadi, a defender lo que era la posición oficial del PSOE y a participar en una asociación cívica como el FORO ERMUA que ha batallado durante años por la libertad, liderando, en compañía de otras asociaciones, la rebelión cívica contra ETA y contra los discursos totalitarios. ¿Es posible que el PSE haya llegado tan lejos que sea incompatible esa actividad con la militancia en sus filas?
Se pretende expulsar a aquellos militantes que, manteniendo sus compromisos éticos, continúan defendiendo una postura de firmeza frente al terrorismo y frente al nacionalismo. Cabe preguntarse dónde queda la libertad de expresión y el derecho a la discrepancia en el Partido Socialista.
Por otra parte, el PSE y el PSOE harían bien en no olvidar que la cesión desmedida ante el nacionalismo, los engaños sobre sus reuniones con ETA y la renuncia a la política de firmeza contra el terrorismo, para entrar en unas oscuras y torticeras negociaciones con ETA, sin que ésta haya previamente abandonado la violencia y cuando su derrota estaba más cerca que nunca, serán un baldón en la historia del Partido Socialista y se recordarán como la gran renuncia del socialismo a los principios democráticos, por el afán de perpetuarse en el poder a cualquier precio. Los responsables del aparato del partido deberían reflexionar antes de proceder a la purga de afiliados discrepantes, como Antonio Aguirre, ya que serán éstos los que, anteponiendo sus principios al afán de poder, salven frente a la historia la dignidad del Partido Socialista.
11M ETA ZP
11M GOLPE DE ESTADO
Publicado por: Wnit | viernes, 15 septiembre 2006 en 19:48