Amor obeso

Dos décadas después todavía se añoraban. Se habían divorciado de sus respectivas parejas, quisieron verse de nuevo y él viajó desde España hasta Denver, Colorado, EEUU., donde ella dirigía un periódico.
Liz Koplan. La recordaba bella como a Liz, la Taylor, los mismos ojos violeta, aunque más alta y esbelta.
Pero en el aeropuerto se lanzó a sus brazos una enorme masa carnosa: Liz era una de esas gordas norteamericanas que cuando caminan hacen temblar los rascacielos.
“He engordado un poco”, se disculpó ella. “Un poco: debe pesar 180 kilos. Antes estaba en 55”, pensó él.
“Es el trabajo sedentario, la televisión, internet, comida-basura, golosinas, mucho coche y poco caminar”, explicó Liz
Su diario publicaba aquél mismo día un informe: el 61 por ciento de los norteamericanos mayores de 20 años tiene sobrepeso, y el 27 por ciento es obeso. Tras el tabaco, la obesidad es el origen de las enfermedades que causan la muerte en el país.
El problema mayor lo sufren los latinos: antes eran los más delgados, pero desde 1990 sus obesos pasaron del 11,6 por ciento al 20,8 por ciento.
Algo parecido está ocurriendo en España con los niños alimentados como los norteamericanos, recordó él: casi el 13 por ciento tienen sobrepeso.
Tomó el primer avión de vuelta. Huía de Liz, pero, sobre todo, quería retirar inmediatamente a sus hijos de la “american way of life” que tanto les gustaba.
Desde la separación él y su exmujer compraban el afecto de los niños dándoles todo lo que desearan. Conguitos, ganchitos, donutitos, palomitas. Engullían mientras miraban la televisión, manejaban internet y los juegos electrónicos, y evitaban caminar.
¿Cómo pude querer a Liz?, se dijo él, ya en casa, mientras miraba tiernamente a sus hijos, unos niños obesos mórbidos.

Comments

[Publicado por: Diego Rodríguez-Vila]

Hermoso post. Me ha gustado de verdad.
Me alegra que la denuncia no esté reñida con la poesía.