El plan para la entrega de la soberanía española en el País Vasco y Navarra a los nacionalistas que anuncia el periódico proetarra Gara menosprecia, al no nombrarlos siquiera, a los vascos que desean seguir siendo españoles, que son la mitad de la población.
Desdichados: de ser así, se quedarán sin la protección de España, que es libertad de pensamiento, de ideología, de idioma, de movimientos, sin someterse a fanáticas agitaciones, persecuciones, represalias y patrioterías sanguinarias que genera toda nueva nación, y que se agravan para reafirmarla.
Ante la posible pérdida de esas garantías, que todo el mundo intuye y que casi nadie quiere describir, porque es como mentar a la bicha que se enrosca alrededor de un hacha, los afectados, igual que el Partido Popular, tienden a culpar a Rodríguez Zapatero de la desgracia que caerá sobre ellos.
Pero es un error, porque el traidor no será el actual Gobierno, sino el resto de los españoles, a los que Rodríguez Zapatero se limitará a obedecer.
Hay ideas matriz que dirigen algunas voluntades políticas. Rodríguez Zapatero y José Blanco tienen una, que resume sus numerosos sondeos de opinión, ocupando el frontispicio que rige su conducta:
“Con tal de que ETA los deje en paz, la mayoría de los españoles están dispuestos a facilitarle a los nacionalistas vascos, violentos o no, la autodeterminación y la absorción de Navarra”.
Como consecuencia de esta creencia, y mientras se hace mucho agit-prop con los términos paz, pacificación y voluntad popular, la reelección de Rodríguez Zapatero está asegurada, creen los actuales dirigentes socialistas. Los anteriores, que seguían menos las encuestas y más la ideología y el sentido de Estado, ya no cuentan.
Por tanto, hay unos traidores, los españoles: Rodríguez Zapatero sólo es su profeta.
No existirá País Vasco independiente ni Cataluña independiente,en todo caso habrá integración en el departamento correspondiente de la República Francesa.
Publicado por: Filomeno | jueves, 13 julio 2006 en 08:34