¿Son mayoritariamente ultraderechistas los italianos porque rechazaron hace unos días en referéndum convertir el centralismo de su país en un sistema autonómico mucho menos abierto que el español?
Según la propaganda de Moncloa, de Rodríguez Zapatero, el izquierdista primer ministro italiano desde el 17 de mayo, Romano Prodi, tendría que ser de la extrema derecha por oponerse al sí en esa consulta, mucho menos ambiciosa que la catalana.
El anterior gabinete del derechista Silvio Berlusconi había organizado ese sufragio para que el Estado le cediera a las regiones los servicios de educación, sanidad, policía local y algunos tributos. Estaba presionado especialmente por la Liga Norte, fundada por Humberto Bossi, de claro origen neofascista y secesionista.
Así las cosas, es inevitable comparar las actuales izquierdas gobernantes en Italia y España: para Zapatero, tanto Berlusconi como Bossi deberían ser considerados progresistas porque son, como él, defensores de un Estado plural y multinacional.
Incluso el neofascista Bossi sería equiparable como progresista a los socialistas y nacionalistas catalanes, que consiguieron aprobar un Estatut mucho menos solidario con las regiones pobres españolas que el que la Liga Norte proponía para la Padania.
Pero para la izquierda italiana ortodoxa España ofrece un paisaje prefascista, con izquierdistas aliados al nacionalismo pugnando como urracas por apropiarse de ríos, folclore, lengua, fábricas de mitología y, naturalmente, impuestos.
Para esa izquierda, por tanto, Rodríguez Zapatero está más cerca de Berlusconi y del neofascista Humberto Bossi que de las verdaderas izquierdas.
Luego, este cruce de ideologías se vuelve nudo de horca:
Los neofascistas italianos se oponen a la igualdad de derechos y a la solidaridad con los pobres de izquierdas.
Y en España, los pobres de las izquierdas le llaman ultraderechistas y fascistas a quienes quieren que los ricos sean solidarios con ellos.
Comentarios