Enrique Mújica, antiguo ministro socialista y actual Defensor del Pueblo, afirma que “ni perdono ni olvido” a los etarras que mataron a su hermano Fernando por ser vasco, socialista, y por defender el Estado de Derecho.
Un hijo del inmolado identificó al asesino: Francisco Javier García Gaztelu, Txapote. Era el mismo que le había disparado balas de pequeño calibre a Miguel Ángel Blanco para que agonizara lentamente.
Los Mújica desean que Txapote muera de viejo en la cárcel, y más aún tras verlo en la Audiencia Nacional mofándose del Tribunal, insultándolo y dándole coces al habitáculo de los acusados mientras retaba al Estado.
Un Estado que Txapote desprecia, porque lo cree cobarde y capón. Porque sabe que quienes denuncien su talante rufianesco van contra el “talante de paz y concordia” del presidente Rodríguez Zapatero y que serán tachados de ultraderechistas desde el Gobierno y sus medios allegados.
A los Mújica están incluyéndolos ya en esa infamante clasificación, igual que a quienes demandan que Rodríguez Zapatero anuncie que Txapote y otros terroristas especialmente crueles nunca serán indultados
Una noticia que no quiere darse: RZ seguramente cree que si asesinos como Txapote mantienen esperanzas de rápida libertad se accederá a una paz que los Mújica y tantos otros llaman la “Paz de Azkoitia”.
Donde un asesino reta a su víctima desde un negocio que montó bajo el piso de la viuda de su asesinado, quien, además, le había salvado la vida cuando era un bebé. Donde siempre hay pintadas proclamando: “Un pepero o un españolista muerto, un euskaldún contento”.
Txapote hace chanzas de los tribunales. Cree que pronto será recibido entre los suyos como un héroe, momento que parece preparar el Gobierno acusando de ultraderechistas a quienes solamente demandan justicia, honor y dignidad.
El tema vasco empieza a aburrir soberanamente, más que nada porque el final es previsible: Los asesinos a la calle y las víctimas a tragar.
Pero lo más triste es que la culpa no es del Gobierno, si no del gran número de tontos que estamos en este país. Las estadísticas que se leen sobre el tema en los periódicos, creo que me dan la razón.
Mientras la oposición voceando a destiempo.
Si cada pueblo tiene los políticos que se merece, que alguien me explique que hemos hecho para llegar a ser tan borregos, egoístas, cretinos y demás epítetos que me suben a la cabeza para definirnos.
Publicado por: Frank | martes, 01 agosto 2006 en 20:22