Esta vez lo que le quitó violentamente la vida a un vecino de Ermua no fue ETA, sino un cohete festivo que explosionó cuando iba a dispararlo en las celebraciones patronales.
Los extranjeros que visitan el país se asombran de este hábito tan español de lanzar bombas. Si las asesinas de ETA tratan de separar España, las festivas muestran una nación cohesionada por el masoquismo de tantas detonaciones.
Aunque, seguramente en el fondo, los españoles detestan sus sádicos repicares, los estallidos tremendos que anuncian las ofrendas al Santo Patrón.
Pero no se atreven a denunciar esta tradición que conduce a la sordera y a la ira: quizás la cainita inclinación española a las guerras civiles tenga que ver con la dependencia de las bombas de palenque.
Si en su casa viven niños, gatos o perros, habrá detectado usted su terror durante los espeluznantes bombardeos que empiezan a machacar cerebros a las ocho de la mañana, rompiéndoles el sueño y la tranquilidad, mientras desfilan por las calles bandas de música desafinada.
Una bomba, y otra, y otra, durante muchos minutos, cada una más potente que la anterior, para obligar a la población a levantarse para la fiesta.
El señor que lanza los artefactos, que suele ser un aficionado entusiasta, querido por el vecindario como era el fallecido en Ermua, cree que le reparte alegría y diversión a todo el mundo, como si no hubiera quien detesta la parranda obligatoria.
Bombas, cronómetros implacables para alegrías impuestas, espeluznantes despertares invasores, infartos: ¿por qué mueren tantos ancianos a las ocho de la mañana?.
En días así, tan violentos, se echan de menos unas graves, solemnes y lentas campanadas catedralicias que le permitan a uno decirse a si mismo que es la hora de seguir durmiendo.
Don Manuel me ha vuelto usted a sorprender, yo llevo una pequeña cruzada contra petardos y msissiles de bolsillo. Mi suegra regenta un refugio de animales y cada vez que se monta "un pollo" de fuegos artificiales tenemos que dormir en las perreras para calmar a los animales. Recuerdo cuando era más joven que los fuegos artificiales se basaban en las formaciones y colores que formaban la polvora en el cielo, ahora parece que se lleva "el trueno a palo seco", que le vamos hacer, como dice usted tenemos un pequeño bombardeo noche si noche también, en fin, ya llegará otoño. Un saludo.
Publicado por: Miguel de Mallorca | sábado, 29 julio 2006 en 12:37