Si usted vio a los provocativos y desafiantes etarras Francisco Javier García Gaztelu “Txapote” y su novia Irantzu Gallastegui “Amaia” ante el tribunal que los juzga por numerosos asesinatos, entre ellos el de Miguel Ángel Blanco, habrá reconocido la maldad, la ausencia de bondad, la inhumanidad en sus rostros.
Esos criminales, que por lógica deberían sufrir cadena perpetua, serán liberados dentro de pocos años, aunque ETA sigue asesinando o si, como ahora, continúa extorsionando.
Que haya asesinos con una actitud insultante así se debe, en parte, a una Constitución que, huyendo de un franquismo que veía en todo culpabilidades, decidió perdonar a los delincuentes porque, sin excepción, teóricamente pueden rehabilitarse.
Constitución que disfrazó de humanismo racionalista la herencia milenaria del catolicismo: “tus pecados te son perdonados” con actos de contrición y penitencia.
Otros países con notable tradición religiosa nunca llegaron tan lejos, ni siquiera EE.UU., cuyo emblema, el dólar, dice que “In God We Trust”, ”Confiamos en Dios”.
Marcada por ese concepto de que los malvados solo lo son temporalmente porque se arrepentirán, la legislación española se hizo pía e ingenua, al extremo de que interpreta cualquier gesto del delincuente, acariciar un gato, por ejemplo, como deseo de enmienda, pesadumbre y expiación.
Pocas penas y cortas y, una paradoja, castigos duros para quien se defiende del agresor. Porque éste se arrepentirá inevitablemente, en tanto que el ciudadano que se protege debe darle esa oportunidad al pecador y poner la otra mejilla.
Pues bien, si la Constitución tiene inspiración católica, aceptemos sus conceptos religiosos en cuanto al origen de la maldad: “Txapote”, su novia y tantos otros etarras son incapaces de arrepentirse porque han perdido su humanidad, que ha sido sustituida por Satanás en persona.
Y el rostro malvado de Satanás merece la cadena perpetua en este mundo y la condenación eterna, entre terribles tormentos, como se decía que era el Infierno.
Cojonudo post.
Ovación cerrrada.
Publicado por: Ignacio | sábado, 17 junio 2006 en 20:37