Es una extraña paradoja que sea la derecha, y no la izquierda, quien esté defendiendo a izquierdistas perseguidos, aunque independientes y ajenos a las consignas de cualquier partido tradicional.
Algo anda mal en la única izquierda democrática de larga historia, la socialista, que denunciaba al franquismo en todos los foros internacionales y que se niega a apoyar ahora a quienes critican actitudes o regímenes también detestables.
Estos días se han producido en España boicots y agresiones a intelectuales y a víctimas del totalitarismo ante los que los socialistas se han inhibido, teniendo la responsabilidad de ampararlos y defenderlos como otros hicieron con ellos antes.
Uno de los casos que se repite casi diariamente es el de Ciutadans de Catalunya o de los miembros del Foro Ermua, mayoritariamente izquierdistas, boicoteados en sus presentaciones por distintas partes de España por autoproclamados progresistas.
Arcadi Espada, Albert Boadella, Francesc de Carreras, Jon Juaristi, Gotzone Mora: perseguidos por los nacionalistas radicales, algunos como los vascos amenazados de muerte y necesitados de escolta durante muchos años, están sufriendo violencia de persecución, ejercida ante el silencio, cuando no la complicidad, de una izquierda que reniega de ellos, mientras, hábilmente, la derecha se ofrece a apoyarlos.
Es el caso también del poeta cubano Raúl Rivero, largamente preso en las cárceles fidelistas y ahora refugiado en España: comunistas y progrefachas, con apoyo de la izquierda democrática, lo boicotean allá a donde va, lo persiguen en masa e impiden sus recitales y conferencias, como acaba de ocurrir en Sevilla.
Nadie podría imaginarse a un Rafael Alberti atormentado por fascistas en universidades italianas, argentinas o estadounidenses: el franquismo fue menos brutal con él durante su exilio que esta izquierda que abandona o rechaza a las mentes libres y hace que, paradójicamente, sea la derecha quien proteja a quienes son mayoritariamente izquierdistas.
Buen artículo, como siempre, pero una puntualización:
Comparar a Rivero con Alberti, autor de la columna "A paseo" durante la guerra, con lo que eso significaba en aquellos días, no me parece muy justo.
Publicado por: Diego Rodríguez-Vila | sábado, 08 abril 2006 en 08:32