“Mataron a Calvo-Sotelo. ¡Fixeron ben!”: si se quisiera que las dos Españas se reconciliaran para siempre y evitar que se repita esa exclamación que aprobaba un asesinato habría que aprender de la familia Calvo-Sotelo, que vuelve al poder político con el nombramiento de Mercedes Cabrera como ministra de Educación del actual gobierno socialista.
La frase la oyó cuando tenía diez años en Ribadeo, Lugo, de donde es su familia, el segundo presidente de la democracia, Leopoldo Calvo-Sotelo. Abre sus memorias.
Unos guardias de asalto socialistas habían matado en Madrid a su tío José, líder de la derecha radical. Fue el motivo que alegaron los militares africanistas, a los que después mandó Franco, para acelerar su levantamiento contra la República.
Luego, en diciembre de 1936, los franquistas asesinaron a Higinio Bustelo, un socialista largamente unido a los Calvo-Sotelo. Los Calvo-Sotelo Bustelo son una importante rama de la familia.
Y resulta que la socialista Mercedes Cabrera Calvo-Sotelo, hija de una hermana del expresidente, es sobrina nieta del derechista asesinado por socialistas.
¿Sorprendente?. No: han pasado 75 años, varias generaciones y ella pertenece a un enorme clan familiar con gentes de derechas y de izquierdas que se quieren y respetan por encima de sus ideologías.
Así podría ser España. Debería llenarse de españoles que no odian y que, como el expresidente de Gobierno, se toman las cosas con un humor sabio, tolerante y poco radical.
Es conveniente leer “Pláticas de familia” el libro de memorias, a veces hilarante, escrito por el expresidente, que narra sus avatares y los de su variopinto grupo humano.
Veremos si Mercedes Cabrera es tan sabia como su tío y consigue que ZP, hijo de las dos Españas, se reconcilia consigo mismo porque, si tuvo un abuelo fusilado por los franquistas, su otro abuelo fue franquista.
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