Alaba tanto Zapatero a la II República, a pesar de que acabó en guerra civil, que es legítimo preguntarse si no desea iniciar la III abandonando, como hace con tantos conceptos del socialismo histórico, la exitosa etapa de la Constitución actual.
Las transformaciones estructurales a las que subrepticiamente está sometiendo al país parecen dirigidas hacia un cambio de régimen: no es lo mismo una nación unitaria con autonomías que una nación de naciones, como la que está creando, en la que algunas rivalizarán con el Estado.
Un ejemplo visible de la creciente capacidad de secesión cultural y comercial de estas neonaciones: en cada una podrá boicotearse oficialmente el consumo, por ejemplo, de productos que no estén etiquetados en una lengua local.
Ocurre ya en casi cuatrocientas instituciones oficiales catalanas que rechazan lo que no aparezca “en catalán”.
El notario Antonio García-Trevijano, el republicano más activo desde hace décadas, advierte que la III República es la única fórmula que evitará la disolución de España.
Añora aquella II que rechazó las demandas de los nacionalistas catalanes, muy inferiores a las que ahora les han aprobado.
Pero su sentido de la República con un fuerte poder central no coincide con el de ZP, que sustenta su mandato en grupos minoritarios ideológicos y regionales.
Porque ZP está potenciando una red de pequeños partidos poco afines al sistema actual, para aliarse con ellos si alcanzan solamente el tres por ciento de representatividad. Sumando esos mínimos adquiere mayorías contestatarias y antisistema que impulsan cambios estructurales fundamentales, pero a través de leyes de rango inferior a cualquier reforma constitucional.
Lo que a la larga podría hacer innecesaria una Monarquía de adorno y atraer inevitablemente la III República.
La dependencia de grupos fronterizos con el sistema constitucional permite imaginar un futuro poco halagüeño: la admirada II República, regida por visionarios tipo Zapatero, acabó bastante mal; como siempre, el infierno está lleno de buenas pero imprudentes intenciones.
La pregunta que yo me hago es:
Puesto que izquierda y nacionalistas siempre terminan saliendose con la suya por culpa del sistema (y de lo que no es el sistema).
Que ventajas tiene una republica? Mas poder? El rey no esta?
En que es mejor una republica que el sistema actual???
En fin yo sigo pensando que el Rodriguez y la comparsa no tocan al unisono, sino que todos reman en la misma direccion, que no es mas que afianzar sus taifas.
Y el que venga detras que arree, lo demas son pamplinas del Rodriguez para entretener al personal mientras negocian con la ETA.
Publicado por: Sanders | miércoles, 12 abril 2006 en 01:23