Se parecen tanto a nosotros que los simios podrían inspirarnos la errónea creencia de que son humanos, desliz en el que, llevados por el buenismo romántico y el relativismo de sus valores, han caído notables diputados socialistas.
Muchos animales necesitan protección, y más si están en peligro de extinción y si parecen nuestros antepasados. Pero si no sabemos distinguir entre ellos y nosotros es que hemos perdido la capacidad de raciocinio que debería separarnos.
Y a ver si estamos, precisamente, en el país de los simios por desconocer las fronteras que tenemos con estos animales irracionales y por aceptar que juntos formamos “una comunidad de iguales” como afirman los exaltados diputados socialistas de la nueva hornada, gentes sin referencias ideológicas tradicionales, ni culturales ni deontológicas.
Alegan como prueba la cercanía genética que tenemos con orangutanes, gorilas, chimpancés y bonobos. Pero callan que compartimos un ADN parecido con las ratas.
Por lo que, si nos basamos en este parámetro para llamarnos iguales, como dice el relativismo que equipara todos los valores, podemos ampliar nuestro parentesco y metamorfosearnos, por qué no, en el insecto de Kafka.
Pero, además, presentar a los grandes simios como humanos discapacitados, como están haciendo los diputados, aunque solo sea como propaganda, es una falta de respeto hacia los discapacitados, porque los equipara a unos animales irracionales.
Así hizo el régimen nazi, que también trastocó y relativizó los valores, y legisló para que los queridos perros de Hitler fueran considerados más humanos que los judíos y que los minusválidos, a los que exterminaba como ratas.
Es necesario que se legisle a favor de los simios y de sus derechos de vida, libertad y de no ser torturados. Pero que no digan que los seres racionales y racionalistas formamos con lo irracional, sean simios o culturas, “una comunidad de iguales”.
Y, por último: si permitimos que nos consideren iguales, este fogoso Gobierno impondrá el estudio obligatorio, en su nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía y en la carrera diplomática, de la Alianza de Civilizaciones Humanos-Monos, que rápidamente descubrirá ZP.
Totalmente de acuerdo. Estos tipos terminarán haciendo una alianza de civilizaciones y legalizando el matrimonio de King Kong con la señorita cuyo nombre no recuerdo.
Publicado por: Carmelo Zurriaraín | sábado, 29 abril 2006 en 13:18