Querido Presidente: queremos que recuerdes que hemos dicho sí al nuevo Estatuto de Cataluña a pesar de estar en contra porque crea españoles de primera y de segunda y traiciona el igualitarismo que debe propiciar el PSOE.
Habrás visto la cara de disgusto que pusimos al votar los compañeros Acosta, Marugán, Benegas, Leguina, Guerra, Bono y, en general, los que hicimos del socialista el principal partido político desde la Transición.
Quienes lo levantamos de las cenizas del franquismo y lo llevamos a gobernar con Felipe durante catorce años tuvimos que bajar la cabeza, humillados, ante los ciudadanos.
Este estatuto que es una concesión al ego de Maragall, a quien antes conteníamos enérgicamente cuando se encabritaba azuzado con sus adormilados humores y los poemas épico-románticos de su abuelo.
Felipe siempre dijo que España aparecería patas arriba que si no domábamos el complejo de superioridad incoherente y obsesivo de Maragall.
Nuestro antiguo líder te avisó, pero no has seguido su consejo. Quizás porque, como tú dices, somos políticos del siglo pasado.
Desde ahora, el futuro de las relaciones entre los españoles de distintas regiones se complicará seriamente. No se trata del independentismo, que también, sino de la prepotencia de unos gobernantes regionales que piensan que tenemos que pagarles por ser catalanes: ellos, aristócratas, nosotros siervos.
Felipe tenía que haber protestado para parar esto. Pero no lo hizo. Esperábamos su gesto para hacerte recapacitar. Abandonados, votamos a favor del Estatuto pisoteando nuestra dignidad y nuestra honra, que deben de ser recompensadas para no sentirnos absolutamente destruidos.
Por lo que demandamos ahora estar bien colocados en las próximas listas electorales y mejorar nuestros ingresos y responsabilidades.
Avergonzados de nosotros mismos, como estamos, qué menos podemos esperar que sobrevivir nuestra ignominia con cierta largueza para no parecer, aún encima, tontos.
No entiendo porque me sento tal mal el voto de Guerra, pero lo confieso, me senti traicionada y eso que nunca lo he votado. Habia sido un contrincante politico cuando todos sabiamos lo que eramos, españoles, y que queriamos, lo mejor para España. Me senti traicionada como quien le falla un amigo, no el mejor ni es imprescindible, pero un amigo del que no esperas tan mala jugada.
Un cordial saludo, muchas feliciades por su pagina.
Publicado por: Pilar | martes, 04 abril 2006 en 22:56