Señora terrorista: resultó interesante oír a una mujer-cuota comunicar la suspensión de los asesinatos de ETA, lo que rompía con el machismo tradicional de su banda.
Sagaz manera de decirle al Zapatero que son feministas radicales. Y tan radicales: la autora de 23 asesinatos, la Tigresa Idoia López Riaño, de vetustos apellidos euskéricos, usaba su sex appeal con guardias civiles ingenuos para matarlos luego.
Aunque con el rostro enmascarado bajo una costumbrista boina negra recordaba usted a cualquier asesina islamista.
En su alocución, ustedes no se rindieron, como prometió hace poco el ministro José Bono, ni pidieron perdón, ni anunciaron la entrega de armas. Pero exigieron superar “el marco actual de negación, partición e imposición” de Euskadi.
“Partición”: esa es la palabra clave. Ustedes dejan de matar, quizás temporalmente, mientras mantienen las armas bien engrasadas, a cambio de apoderarse de lo que no está partido porque nunca fue una unidad.
Exigen anexionarse Navarra, lo que puedan de la Rioja y Cantabria, y parte de Francia. Aunque con Francia nunca se atrevieron. Ni se atreverán, no.
Definitivamente: se trata de conseguir el lebensraun nacionalista. El espacio vital para su dictadura, como le enseñó Karl Haushofer a Hitler. Navarra sería Austria, y los demás territorios los Sudetes, Polonia, Hungría, Holanda...
Ustedes juegan con una ventaja: los partidos que sostienen al Gobierno actual son nacionalistas que apoyan el derecho de secesión.
Tienen ambiciones parecidas a las de ETA, aunque no asesinen: véase el nuevo Estatuto de Cataluña, que empieza creando una nación de ciudadanos de primera y de segunda.
Ustedes creen que Zapatero terminará acusando de intransigentes o de extrema derecha a quienes rechacen el secesionismo suave del nacionalismo catalán, que abre el camino para crear nuevas naciones y sus lebensraun. Pronto veremos si tienen razón.