Aceptemos que Amando de Miguel, catedrático de Sociología de la Complutense y profesor visitante en Yale es un reaccionario por colaborar con la derecha a través de la COPE y de la fundación aznarista FAES, para la que escribió un artículo deplorable titulado “La violencia de género y otras iniquidades”.
Convengamos en que es un deslenguado porque en ese escrito divulga noticias escandalosas, como que hay numerosas mujeres que denuncian falsamente sufrir violencia machista: lo políticamente correcto hace obligatorio no revelar estas cosas.
El problema es que tal afirmación ya la había hecho la jueza decana de Barcelona, María Sanahuja, al explicar que se presentan denuncias falsas para acelerar trámites de separación o divorcio. Lo que dificulta gravemente la atención a las verdaderas maltratadas, al exigirse hasta ocho policías para proteger a cada supuesta amenazada.
El abominable catedrático dice también que en los próximos años, con el aumento de los inmigrantes de culturas y hábitos machistas, y del número de parejas de hecho, se producirá un “incremento de los casos de violencia doméstica contra las mujeres”.
La izquierda y parte de la derecha feminista, que también existe, han pedido la expulsión del profesor De Miguel de todas sus actividades laborales. Se han unido llamándole machista, misógino, racista y xenófobo.
De acuerdo. De Miguel es un reaccionario. Pero la sociología y las estadísticas lo son más por darle datos. Como que si en 1999 el catorce por ciento de las mujeres muertas por violencia doméstica eran extranjeras, en 2005 ya fueron el 39 por ciento.
Y otro testimonio: la mitad de los actuales delincuentes son ya extranjeros, siendo sólo el cuatro por ciento de la población.
Por tanto, proscribamos a De Miguel, pero también a la sociología: están resultando insoportablemente reaccionarios.