Olvidemos aquí la manifestación de las víctimas del terrorismo celebrada en Madrid el sábado. Hablemos de algo menos emotivo, con fuentes ideológicamente diferentes: Baltasar Garzón, juez especializado en la lucha contra el terrorismo, exdiputado y exsecretario de Estado socialista; la eurodiputada socialista, Rosa Díez, y el líder del PP, Mariano Rajoy.
Un día antes de la manifestación madrileña, Garzón y Díez, más que Rajoy, fueron las estrellas de un acto en el que se presentó el último libro del jurista, "La lucha contra el terrorismo y sus límites" (Adhara).
Enfrentados como están ahora el PSOE y el PP, y con el magistrado haciendo de árbitro, debería haberse iniciado un combate dialéctico Díez-Rajoy.
Pero no: los tres estuvieron de acuerdo en que no es creíble la próxima pacificación etarra que anuncia el presidente Rodríguez Zapatero.
Y no fue solo Rajoy quien afirmó que ZP se equivoca, sino también el juez que más sabe de la banda y del nacionalismo que la rodea.
Lo mismo dijo la vasca Rosa Díez, que le advierte insistentemente al primer ministro y líder su partido que debe vencerse a ETA, sobre todo, para que su entorno no siga destrozando la vida de media población del País Vasco.
Porque los anuncios de ZP y las afirmaciones de que no debe de haber vencedores ni vencidos han envalentonado al abertzalismo y propiciado el aumento de los acosos a los no nacionalistas.
Caso paradigmático: Pilar Elías, viuda de un asesinado por ETA, cuyo verdugo montó un negocio donde ella vive, entre vítores del ayuntamiento, Azcoitia: en Euskadi, falta paz, pero sobre todo, libertad.
Además, ETA volverá a matar si no consigue Navarra y la autodeterminación, y vuelta a empezar, creen los tres protagonistas del día antes de la manifestación.