Uno de los terroristas más sádicos del mundo y maestro de los asesinos de Al Qaeda es el español de origen sirio Mustafá Setmarian, que quizás está siendo tratado científicamente --hay técnicas que hoy hacen innecesaria la tortura-- para extraerle información en una de esas cárceles secretas que tiene la CIA por el mundo.
El Gobierno español mira hacia otro lado porque espera que los estadounidenses le resuelvan un problema: averiguar si este pelirrojo con aspecto de irlandés fue, como se sospecha, quien puso en 1985 la bomba que mató a 18 españoles en el restaurante El Descanso, cerca de Madrid.
Hace ya veinte años que estaba, posiblemente, dedicado a la yihad. Siguió haciéndolo en persona y teledirigiendo a sus alumnos de terrorismo hasta que lo detuvieron hace poco en Pakistán.
Posiblemente participó también en la masacre de los 191 viajeros de los trenes de cercanías de Madrid del 11M de 2004. Además, entrenó a, por lo menos, 45.000 asesinos religiosos, según expone en su curso completo de terrorismo titulado “Brigadas de resistencia islámica mundial”.
Veinte horas de clases de terrorismo en vídeo conseguidas por el periodista Jon Sistiaga para Cuatro, la nueva cadena de televisión.
Quién sabe a cuántos seres habrán asesinado estas enseñanzas implacables, cargadas de odio y de fanática religiosidad. En ellas se le ordena a todo buen musulmán de cualquier parte del mundo a robar y asesinar sin piedad.
Sabiendo esto, pregúntele a su conciencia si prefiere que esté en una cárcel española gozando del derecho a mantener silencio y a que lo liberen por lentitud procesal, como está ocurriendo con otros islamistas del 11M, o bajo control de una CIA especializada en extraerle información que salvará millares de vidas humanas.
Es el dilema que atormentará a millones de conciencias racionalistas y humanistas, porque esta guerra solo está empezando, hay muchos otros genocidas en serie como Setmarian preparando nuevas masacres, y alguien tiene que pararlos.