El patriotismo social que proclamó Rodríguez Zapatero es una novedosa concepción de sus obligaciones como presidente del Gobierno de España que merece ser analizada por especialistas en neolengua.
Zapatero usó la expresión poco después de anunciar un plan, ni siquiera redactado aún, para que el Estado ayude económicamente a las familias con allegados que necesiten atención constante y que se identifican como dependientes.
Una década antes de que terminara el siglo pasado, Felipe González ya había prometido algo mucho más ambicioso: crear residencias especializadas para las personas con esas dependencias, físicas o síquicas, que evitarían la sujeción absoluta de las familias al atender, por ejemplo, a enfermos de Alzhaimer.
Ahora se anuncian unas ayudas económicas a esas familias, con lo que se ahorra buena parte de la inversión y el mantenimiento de las residencias prometidas, pero se mantiene la esclavitud de unos familiares poco preparados para afrontar la responsabilidad.
Aunque, por otra parte, hay que preguntarse si es lógico que cada contribuyente pague a las familias por su obligación de cuidar a los suyos, como se hace desde que el ser humano existe.
El patriotismo social de ZP podría ser también la ley del matrimonio gay –en otros países existe la unión civil de igual valor, sin alharaca alguna--, o la discriminación a favor de la mujer en la Ley de violencia de género. O continuar incrementando más que el IPC las pensiones bajas, como hicieron ya otros gobiernos anteriores, incluídos los del PP.
Como eso no es patriotismo, al menos en el sentido tradicional, aceptemos que ZP se refiere a uno nuevo, ambiguo y polivalente. Y que por conceptos similares cualquiera puede presumir de practicar otros patriotismos no menos valiosos e interesantes, como el amoroso, el automovilístico o el circense, por ejemplo.
Al casarse con un o una coterráneo se practica el patriotismo social-amoroso o social-geográfico; quien admira al piloto Alonso es patriota social-automovilístico, y quien va al Circo de Milikito, y no al Chino de Shangai, es patriota-social circense.
Lo del patriotismo social podría aplicarse también a otras acepciones, como por ejemplo al patriotismo-monetario, porque una moneda de un peso en Cuba se llama patriota, o al patriotismo-agrario, porque un plátano maduro se llama patriota también: consúltese el Diccionario de la RAE
Visto lo anterior, el esotérico patriotismo zapateril poco tiene que ver con el concepto tradicional del término, que se refiere exclusivamente a defender a los compatriotas de las agresiones internas o externas. Que las hay, aunque de ellas no habla ZP.