Francisco Rodríguez, el portavoz del BNG en el Congreso, ha llamado xenófobos y antigallegos en un tono provocativo, buscando confrontación directa, a los líderes asturianos y castellano-leoneses que rechazan el deseo del Bloque de anexionarse, aunque sea amistosamente, municipios limítrofes de esas comunidades.
Francisco Rodríguez es uno de esos profesores de lengua nacionalistas que viven de explotar el idioma autóctono y que desencadenarían una guerra para ampliar las fronteras del provechoso negocio que es la expansión del idioma regional, generador de numerosos puestos de trabajo: el nacionalismo identitario generalmente corresponde más a la endogamia profesional que a cualquier sentimiento romántico.
El nervioso mesianismo y fanatismo de Rodríguez desconcierta incluso a los otros diputados del grupo mixto en el Parlamento, bastante extremistas de por sí: unos comentan que necesita valium y otros le recomendarían un medicamento más potente.
Como este nacionalista es iracundo, pretende expandir su industria iniciando una guerra verbal con los responsables de las comunidades vecinas, a ver si los vence presentándolos como antigallegos xenófobos porque rechazan imponer el gallego obligatorio en algunas áreas de sus regiones, como desea el BNG.
Entre estos acusados, calificados también como reaccionarios, está el presidente socialista asturiano, conmilitón de ZP y de Pérez Touriño, que gobierna Galicia con el BNG.
Por fortuna, los españoles no están armados, como ocurría con los yugoslavos, porque los más obtusos comenzarían a pegarse tiros: volcánicos balcánicos.
Demasiados nacionalistas aman los juegos peligrosos. Como las bandas de matones juveniles, necesitan combates a pedradas, rivalidades entre pueblos, barrios o calles, que a veces terminan con sangre.
En Galicia se daban mucho las guerras entre parroquias, de una de las cuales, Ombre, Nogueirosa, A Coruña, y no lejos de donde nació Rodríguez, salían numerosos heridos por las fiestas del Espíritu Santo en las que se dilucidaban rivalidades entre los santos patronos locales: Rodríguez y algunos de los suyos seguramente desean reproducir estas místicas y peligrosas peleas aldeanas entre comunidades fronterizas.