En cualquier parte de España hay niños y niñas que mendigan, roban, asaltan y que, a veces, provocan muertes como la de una anciana en Madrid hace unos días.
Pero también que cuando huyen alguien los golpea sádicamente, o los arrolla un coche o los mata un tren, como a dos de ellos la semana pasada en Murcia.
No puede aceptarse como disculpa que sean de minorías de inmigrantes, o payos, o gitanos. Lo esencial es que el Estado, Gobierno, Autonomías y ayuntamientos, los olvidan y los abocan a la delincuencia multiplicada de generación en generación porque se hacen padres desde la adolescencia.
No los enviamos a las cámaras del gas, como los nazis, pero tampoco los encauzamos, y el Parlamento los ignora mientras discute sobre el sexo de los ángeles estatutarios y redacta leyes ridículas para satisfacer a menos del 0,05 por ciento de los ciudadanos.
Entre tanto, miles y miles de niños y jóvenes, cuyos delitos afectan a los 44 millones de españoles, deambulan miserablemente sin que se haga nada para sacarlos de una vida sin futuro digno, orientada inexorablemente a protagonizar todo tipo de crímenes.
No se les quiere educar utilizando el poder del que dispone el Estado porque las autoridades y sus gurús bienpensantes dicen que la educación disciplinada es fascista al coartar la libertad de horarios, costumbres y actividades de los muchachos.
Hay que ser coleguillas de los chicos, pero a la vez se pretende endurecer la legislación para castigarlos más duramente recluyéndolos como presos si contravienen las leyes que no se les enseña a valorar ni a respetar.
Vista la blandenguería demagógica educativa, pero la dureza punitiva, a la cárcel deberían de ir los políticos.
Aunque si esto no mejora o sigue agravándose tenemos una solución: en la España de 2006 podríamos aplicar sin remordimientos la recomendación de Jonathan Swift, de 1729, en su “Modesta proposición para impedir que los hijos de los pobres de Irlanda sean una carga para sus padres o para el país”.
El genio satírico de Swift comenzaba diciendo: “Un niño sano y bien nutrido, es, al año de edad, manjar delicioso, nutritivo y completo, ya se prepare estofado, asado, al horno o hervido, y no me cabe duda de que igualmente servirá para fricasé o como guisado”.
LECTURA RECOMENDADA
Asociación para la Tolerancia http://www.tolerancia.org/index.asp
BAUTISMO DE FUEGO DE LOS INTELECTUALES EN GERONA
Los Maulets toman el “Hotel Sol Melià” .
19,40 h. El público asistente a la presentación del manifiesto, “Por un nuevo partido político en Cataluña”, se ha levantado violentado de sus asientos. Albert Boadella, Francesc de Carreras y Mª Teresa Jiménez suben las escaleras hasta la sala destinada a la presentación del acto acosados y envueltos por insultos y gritos: “feixistes! pijos!, franquistas!, burros!, espanyols!, on heu deixat a José Antonio i a Franco?, fills de puta!?”. Cruzados, amontonados, los gritos y las ofensas se mezclaban con banderas independentistas y estandartes de Maulets, pasamontañas y ojos inyectados de odio. Ocupan la espalda de la sala; en un primer momento pretenden avanzar hacia el estrado, pero el público, que ya llenaba la sala, se interpone en su camino, no se retira, aguanta impasible y sereno. No hay pánico, pero sí mucho desconcierto, como si revivieran tiempos pasados cuando los guerrilleros de Cristo Rey se adueñaban de las asambleas democráticas y las reventaban. Los intelectuales ya han ocupado la mesa. Los eslóganes y los berridos siguen amontonándose unos sobre otros, convirtiendo el recinto en una casa de locos. Algunos han rociado con un pulverizador maloliente al público. “Quin fastic!, quina pudor que fa aquí!”. Como niños, con mentalidad infantil simulan asco. Era toda una metáfora de su enfermizo fascismo postmoderno: Primero generan el mal, después lo arrojan sobre el otro, a continuación le acusan y culpabilizan, y finalmente se escandalizan como víctimas de lo que en realidad han generado como verdugos. Diáfana evidencia, insoportable cotidianidad que más pronto que tarde condenará a toda una generación de cobardes por callar lo evidente.
No llegan a 20, portan dos “senyeres estelades” grandes y dos estandartes de Maulets del mismo tamaño. No descubro ningún objeto agresivo a excepción de sus sentimientos y los huecos de sus mentes rellenados con eslóganes.
19,45 h. El acoso aumenta: “ fatxes!”, “fora fatxes!” “fills de puta!” “espanyols!” “fora de Catalunya! ”. Por un momento pareció que de los gritos pasarían al atropello, ocuparon más espacio y entonces los ciudadanos les devolvieron su basura “nazis, nazis, nazis, nazis!”. La sala entera ya era un clamor. “Fuera, fuera, fuera, fuera!” Los berridos de unos habían sido superados por la dignidad democrática de la sala. Desde ese momento se dieron cuenta que no iban a poder con nosotros y nosotros nos dimos cuenta que no debíamos tolerar que el fascismo acabara con el derecho a la libertad de reunión y expresión. Mientras tanto, todos esperábamos que los mossos d'esquadra redujeran a los saboteadores. Vana esperanza. Allí seguían los energúmenos dirigidos a gritos por un capellán mucho mayor que el resto con maneras de holigan (¡con qué ronquera se debe haber despertado esta mañana!).
19,54 h. A medida que pasan los minutos, los insultos se concentran más y más en Albert: “ Pallasso!”, “Boadella, burgès, treballa de pagès!, “botifler”!, “traïdor !”… Y Boadella, con ese aire de anciano entrañable que los años y las canas blancas van haciendo de él, aguanta resignado, risueño, tranquilo. ¡Cuántos fantasmas del pasado se debieron pasear por sus sienes, vestidos entonces de falangistas, ahora de nacionalistas y él siempre sufriéndolos, combatiéndolos!
20,02 h. A estas alturas ya sabemos que el acto no nos lo van a dejar celebrar. Mª Teresa Jiménez ha decidido leer su discurso, pero los gritos e insultos impiden completamente su audición. La sala se incomoda, algunos les piden silencio. Los insultos continúan; ahora son personales: “Puta!, parla català, espanyola de merda!”. Una ciudadana trata de hacerles reflexionar, pero los insultos arrecian. La ciudadana no se ofende pero les saca fotos, valiente, con descara. Se abalanzan sobre ella y tratan de agredirla y arrebatarle la cámara; se revuelve, hay un forcejeo y la agresora pierde un pendiente. Los independentistas se amontonan contra ella, el público la defiende, alguien levanta una silla, todo parece estar abocado al enfrentamiento, pero otros ciudadanos nos interponemos con determinación consiguiendo enfriar los ánimos. No queremos caer en sus provocaciones ni estamos preparados para otra cosa que ejercer como ciudadanos. Para mantener el orden están los mossos d'esquadra, pero éstos no aparecen, aunque el conato de enfrentamiento les saca del anonimato. Hay dos o tres de paisano.
20,07 h. Francesc de Carreras, Boadella y MªTeresa Jiménez dejan la mesa para dirigir sus quejas a un mosso de paisano. “Nosotros les garantizaremos la integridad física” –le dice el responsable a Francesc–. “No, la integridad física ya nos la garantizamos nosotros –le replica éste–, lo que queremos es que ustedes garanticen el derecho democrático a la libertad de expresión”. Pero a eso no se comprometieron. Definitivamente parecía que el acto no sería posible celebrarlo. (Nadie conocía hasta ese momento a los dos o tres mossos de paisano, pero a juzgar por cómo se trataban, parecía que los independentistas sí, hasta el punto de que cuando decidieron negociar su salida parecía más la consigna de retirada acordada previamente entre colegas que una orden de la autoridad). Y en medio de aquel guirigay, un alarido queda aislado por la circunstancial coincidencia del silencio momentáneo de los demás: “Intolerants!”, “que sou uns intolerants!”. No me lo podía creer, era esperpéntico, fuera de sí, como poseído, quien estaba reventando el acto nos llamaba intolerantes a los demás. Las víctimas nos habían convertido en verdugos. Nada nuevo, pero cuesta digerir tanta irracionalidad.
20,11 h. Los gritos aumentan, pero ahora parte del público se acerca a los maulets y tratan de convencerles de mil cosas, cada cual de la suya. Se enzarzan diálogos cruzados a gritos, no hay manera de entenderse: “El vostre amic (apuntan con odio a Boadella) està a favor dels tancs al carrer!”…, “i tu ves en compte, que et conec de Palamós, burro!”..., “Ignorants!, sou les forçes d'ocupació del feixisme a casa nostra!” “Aneu–vos amb l'exèrcit espanyol, feixistes!”. Y así,... como dice Umbral. Era todo, todo lo que daba de sí el diálogo.
20,16 h. Me entero después del acto que acaba de llegar al recinto del hotel un furgón policial. Se lo hacen saber a los independentistas. Nunca vi tanto buen rollo entre un “madero” y unos saboteadores. Se apiñaron a él como si quisieran escuchar el siguiente paso del guión. Se desplegaron en abanico y comenzaron a cantar “els Segadors” con el puño en alto. Nadie les molestó.
Creo que se fueron convencidos de que habían arriesgado sus vidas en un acto heróico. Algo para explicar a sus nietos. Y no lo escribo en broma, ni para mofarme de ellos, lo digo convencido de percibir en su despliegue un aire postizo de guerra librada contra el infiel: “… Bon cop de falç …!” (la entonación se volvía agresividad en estas estrofas). “Boadella, feixista!”, “ Boadella, ja ens veurem!”, “Visca la terra! ”. Fuéronse y no hubo más.
20, 20 h. Aplausos y alivio. Por fin se habían ido y del silencio surgió la voz apenada del dramaturgo: “Esto es una demostración de la realidad de este país. Me ha recordado la Alemania de los años 30”.
Discursos recuperados del ruido :
20,21. Comienza el acto. Habían pasado sólo 40 minutos, suficientes para darnos cuenta que el problema no eran estos chicos jóvenes maulets de estética jarrai dirigidos por un capellán entrado en años, sino de una sociedad que es incapaz de ver en sus actitudes las semillas del mal, el huevo de la serpiente, la esvástica de siempre. “Vivimos en una sociedad enferma”, –dijo Boadella de mil maneras a lo largo de su discurso–, “y el poder político, los medios de comunicación y el mundo de la cultura alientan la patología sin descanso y con determinación suicida”.
Mª Teresa Jiménez cedió directamente la palabra a Albert Boadella, su discurso había quedado enterrado en la tumba de la patria. Por eso, porque nadie pudo escuchar ni una sola frase entera de él, quiero destacar aquí lo que allí la barbarie impidió, a partir de unas notas cedidas al final del acto.
Mº Teresa nos previno de aquellos que tienen “una idea” sublime, personal y única de un país. Suelen ser peligrosos porque además de reducir la pluralidad inevitable de la vida a su obsesión, falsifican el conocimiento de esa realidad por su incapacidad para ver el alcance de su ignorancia: “ Els promotors de les ideologies acostumen a funcionar amb una creença cega que ignora deliberadament les implicacions de les seves decisions. Per això no resisteixen la pregunta clau: Per a què volem la independència? Per a què? Què hi guanyarem que sigui substantiu, què sigui mesurable? No ho saben ni ho volen saber. Com deia Ortega: “Les idees es tenen, en les creences s'està ”.
Para transitar por estas precauciones, recomendó a los asistentes, sobre todo a sus censores independentistas que de tanto gritar nunca escucharon idea alguna de provecho, el libro de Jonathan Glover, de título “Humanidad e inhumanidad. Una historia moral del SXX”. Recomendado queda, Teresa.
ALBERT BOADELLA: “La sociedad catalana está enferma”
Comenzó recordando el estupor que le causó la constancia de no poder invitar al acto prácticamente a ninguno de sus amigos y conocidos de Gerona porque, después de repasar la agenda no encontró casi a ninguno, con riesgo, además, de perder la amistad del resto. “Somos como gallo en corral ajeno” –concluyó resignado no sin antes agradecer al público su asistencia: “ Estic orgullós d'assistir a un acte heroic per obra i gràcia dels hereus de Guifré el Pilós i l'Abat Oliva ”. Carcajadas y nuevas risas serias tras la ocurrencia: “ Què ha passat –se preguntó aturdido– perquè ara em senti tan incòmode a Catalunya? Qué ha passat –y ya abiertamente en coña– perquè espero que caiguin els castellers i perdi el Barça…? Què ha passat? Aquest país està malalt. Com a Alemanya, tan culta, tan sensible…, com va ser possible que en tant pocs anys passés el que va passar…? Igual que un virus, s'inoculà la malaltia i es va expandir per tota Alemanya. Aquí està passant el mateix. Aquí el virus es va forjar als centres montserratins i es va expandir per tota Catalunya. Pujol procedeix d'allí ” .
Vivimos en una sociedad esquizofrénica –continuó– con síntomas de paranoia, patología grave demasiado fácil de inducir. Nos sentimos perseguidos, los males siempre vienen de España. Es la consecuencia de la educación nacionalista que en dos décadas ha conseguido hacernos creer que somos diferentes porque tenemos hechos diferenciales evidentes: “ La llengua catalana, l'hereu i la pubilla, els castellers, l'atracció pels rovellons, la sardana i la Patum de Berga recentment inventats, la rosa de Sant Jordi, les mongetes amb botifarra, pispar del hort del veí i la mona de Pasqua ”, para contrastarlas con los hechos que nos identifican. El cachondeo inicial se tornó crítica ácida, acusación flagrante de la manipulación infantil a la que estamos sometidos. El contraste fue demoledor: “ Els catalans som idèntics a la resta dels espanyols, tenim els mateix desastres urbanístics, la mateixa contaminació de purins, les mateixes cues a sanitat, el mateix desastre educatiu…, El fotut no és que siguin ridículs els fets diferencials, sinó que la gent s'ho cregui, i s'ho empassi ”.
Y entonces se lamentó de que, quien debería denunciar ese abuso del poder, no lo haga, sino que colabore activamente con él. Ahí metió a los protagonistas del mundo cultural a quienes trató de “vientres agradecidos, que con un instinto de vasallaje han colaborado a un silencio alarmante, sin excepciones o muy pocas”, para ir enseguida a los medios de comunicación y tildarlos de “mercenarios del nacionalismo”, “la infantería del nacionalismo”. Denunció asimismo el monolingüismo y las oficinas que multan la disidencia. La lengua, en este sentido, la considera la argamasa con que se ha cimentado todo. Quien podría haber evitado, se lamentó, este desastre, era el PSC, pero “lentamente ha ido quedando contaminado por el nacionalismo. Tan cerca de la epidemia, no ha podido evitarla”. Ahora ya no hay remedio.
Suspiró de nuevo por no haber sabido aprovechar la transición política y el traspaso de competencias para acabar con el victimismo, la esquizofrenia y la paranoia y despotricó contra los derechos históricos. Recordó también que hemos conseguido cabrear a muchos españoles con esa petulancia con la que vamos por el mundo: “ Arribarà un dia que els catalans, pel simple fet de ser catalans, anirem per el mon amb els gastos pagats ” ridiculizó citando la frase de Francesc Pujol.
Para terminar contó una anécdota del encuentro de Tarradellas con el General De Gaulle, antes de que aquel regresara a la Generalitat restablecida. “Què pensa fer?” –le preguntó el General– “Tot menys el ridícul” –le sentenció Tarradellas– “Pues ja veieu, hem aconseguit fer el ridícul”.
FRANCESC DE CARRERAS: “En Cataluña sólo hay dos partidos el PUC y el PP”
Tomó la palabra inmediatamente Francesc de Carreras abrumado por tener que hablar en serio después de que el actor en broma hubiera licuado tantas cosas sensatas. “ Estem aquí, precisament per coses com les que han passat aquesta nit aquí i per denunciar que avui la ideologia nacionalista té segrestada la idea de Catalunya. Uns quants diuen el que és i la resta ens hi hem d'adequar ”. Por eso, recordó, “Omnium cultural” dictamina que no hay que ir a ver a Boadella o pasa lo que ha pasado hoy aquí. “ Bona part d'aquestes idees medievals, predemocràtiques, prerevolucionàries són del segle XV i estan en el Preàmbul de l'Estatut. Idees així ens porten als drets històrics que res tenen a veure amb els Estats de Dret ”.
Como lo hiciera Boadella, señaló también a Pujol como causante directo y principal de este retroceso histórico, ayudado por la inestimable ayuda de la izquierda. Lo que nos ha llevado, según él a un modelo de sólo dos partidos en Cataluña: “El PUC (Partit Unificat de Cataluña que agrupa a PSC, ICV, ERC y CiU) y el PP.” Por eso consideró que del centro a la izquierda hay un vacío inmenso, abandonado por todos los partidos políticos. “ Per tot això es necessari –dijo– un partit que reivindiqui la raó i no els sentiments, no solament a Catalunya, sinó a tota Espanya, perquè el virus del que parla l'Albert s'està estenent a totes les autonomies ”.
Para acabar, pidió sentido común a los políticos “perquè –dijo– el seny català es un mite i cal fer–lo realitat ”.
INTERVENCIONES DEL PÚBLICO: “Pujol siempre buscó el enfrentamiento con España”
En el turno de palabras se destacó una constante, cada ciudadano que se acerca a estos actos por vez primera, siente una gran liberación porque se creía sólo y se da cuenta que hay mucha gente como él. Una de ellos contó en una anécdota personal, cómo Pujol nunca ha querido entenderse con el resto de España, sino buscar el enfrentamiento sistemático como forma de rentabilizar el victimismo.
Como resultado de esas intervenciones, Albert Boadella nos hizo una advertencia final seria: “Lo que han querido siempre es el enfrentamiento. No menosprecies a esos cuatro jóvenes. Ahora no tienen fuerza, pero tampoco la tenían en el año 33 los jóvenes nazis. Los políticos atizan los sentimientos y hay que tener cuidado. Los jóvenes quieren y buscan la aventura y no hay mayor aventura que destrozar los escaparates de los judíos en la Alemania nazi. No menospreciéis la fuerza de esta gente. Son peligrosos”.
Antonio Robles
13/12/2005 - www.inn.org.es