Ante la situación que se describe en los próximos párrafos es natural que ZP esté acobardado y que se rinda ante los políticos socialnacionalistas catalanes concediéndole todo lo que le exijan.
Veamos: La Vanguardia, el periódico de la burguesía barcelonesa, ha publicado entre serios análisis políticos un documentadísimo estudio astrológico según el cual Júpiter está en Libra, por lo que tendrá que aprobarse irremisiblemente el Estatut catalán.
Los gallegos, antiguos esotéricos famosos por su Santa Compaña, se volvieron racionalistas cuando Fenosa, hoy de Florentino Pérez, iluminó sus rúas y estrellas y expulsó a sus aparecidos, que huyeron a Cataluña.
Algo tendrá que ver ese exilio con que la Caixa quiera quedarse con Endesa, la mayor eléctrica española. Quizás contrató a los fantasmas desterrados para que asusten a ZP y adviertan oscuramente que el Estatut tiene que salir adelante para evitar daños interestelares.
Y si no bastara la advertencia astrológica, aparecen otras fuerzas sobrenaturales, como la del arzobispo metropolitano de Barcelona, Luís Martínez Sistach, que con el apoyo divino, se supone, bendice el Estatut, y exige que salga adelante a pesar de que consagra pecados como el aborto o el matrimonio homosexual.
A mayor abundamiento, y por si fallan astros e Iglesia, está Josep Huguet, consejero de Comercio y Turismo de la Generalitat, que con lenguaje entrecomillado, pero a la vez amenazante, advirtió que si el Estatut no se aprueba puede haber una guerra civil al son de Els Segadors, himno patriótico que llama a degollar castellanos. “Los catalanes somos terribles guerrilleros”, tronó este almogávar.
Maragall ya había anunciado la vuelta a 1936 si las cosas no eran como él quería y Pérez-Carod Rovira, amenaza con declarar la República catalana, como Lluis Companys.
Entendamos y compadezcamos al pobre Zapatero: está aterrorizado y tiene que decir sí, amén, a todo, aunque España deje de ser una única nación.