Los nacionalistas catalanes de izquierdas y de derechas, ERC y CiU, reclaman lo que llaman de derechos históricos de su región, evocando épocas en las que la mayoría del pueblo no tenía derecho alguno: eran siervos, patrimonio de la aristocracia.
Los derechos los ostentaban los señores que cobraban el paso por su territorio, decidían el uso del agua o de los pastos, usaban a sus plebeyos como carne de guerra y frecuentemente acudían a sus privilegios de pernada.
Los pueblos nunca tuvieron derechos históricos. Los privilegios eran solo para la aristocracia y el clero. En España la incipiente burguesía, y hasta los gremios eras vistos con sospecha. Podían ser judaizantes. El común de los súbditos eran carne esclava o semiesclava al servicio de sus amos, eran soldados capturados en levas obligatorias, y siervos, víctimas y también barraganas.
La nueva aristocracia nacionalista espera obtener privilegios alegando que el País Vasco y Navarra poseen ciertas prerrogativas con respecto a las demás regiones: cierto, pero son ventajas obtenidas como pago de la Corona de Castilla a los servicios de la nobleza vasca o de la fusión monárquica navarro-castellana.
Si amén de ser chocantes en el siglo XXI, se quieren crear nuevas diferencias, volvamos al verdadero pasado y organicémonos en tribus.
Debe ser atractivo retornar al Antiguo Régimen, a antes de la Revolución Americana, la Francesa y la Constitución española de 1812 que, aún siendo liberal, advertía que los criados, buena parte de la población, carecían de derechos electorales (Artículo 25.3).
Atractivo será, claro, para quien pertenezca a la minoría aristocrática, no a la plebe, y actualmente a la dirigencia de los partidos nacionalistas.
Derechos históricos: Marx fracasó proponiendo el colectivismo de la revolución comunista, pero diagnosticó acertadamente los derechos históricos que servían para explotar a las personas y comunidades humanas y geográficas más débiles.