España traiciona a los saharauis para obtener incógnitos favores de Marruecos, rechaza a los disidentes cubanos para construir más hoteles-prostíbulo en su isla y halaga al asesino dictador guineano, Teodoro Obiang, mendigándole petróleo y prometiéndole perseguir aquí a sus opositores democráticos.
Ahora, a pocos días del 11M, España quiere retirar de la lista europea de organizaciones terroristas a Hamas, sanguinaria banda islamista causante de decenas de atentados con multitud de muertos en Israel y en los territorios palestinos.
Una iniciativa que es una traición a víctimas de todo el planeta, porque los atentados del 11M formaban parte de los proyectos del terror islamista que abarcan al mundo entero, y en los que participa Hamas. ¿O es que Hamas no es parte de la franquicia de Al Qaeda?.
Hamas había sido declarada organización terrorista por la UE hace dos años. Con igual procedimiento que el que incluyó a ETA y a sus aliados en la misma lista.
España sigue las directrices de Jacques Chirac, que pone chinitas en el camino de la paz en Oriente cercano. España, cada día más satélite de la decadente grandeur del corrupto “Monsieur Sept”, siete por ciento.
“Quien pacta con los traidores se convierte en un traidor”, advitió el 8 de febrero Pilar Ruíz, madre del ertziana socialista Joseba Pagazaurtundua en el segundo aniversario de su asesinato por ETA.
La también madre de Maite Pagazaurtundua se encaraba así a Patxi López, el actual líder socialista vasco, que con su plan nacionalista-socialista traiciona todo lo que defendían Joseba y otros socialistas asesinados por ETA.
Esta es la España de la falsa ética: la que huyó de Irak, entre burlas de otros países, sin darle tiempo a los soldados a levantar con honor sus campamentos, la que le vende armas a Chávez que enfrentarán a Venezuela con Colombia.
Una España de renuncias, huera, demagoga, seudopacifista, cuyas traiciones avergüenzan y deshonran.