Afortunados los enfermos cuyos médicos creen que su función es “curar algunas veces, aliviar a menudo y confortar siempre”, como quería el tisiólogo estadounidense Francis Trudeau (1848-1873) .
Y para que los enfermos sepan como deben ser sus médicos, y para que éstos se vean a sí mismos, acaba de aparecer un libro apasionante, cargado de humanismo y de sentido común: Comentarios Hipocráticos (Díaz de Santos), del catedrático de Medicina, oncólogo y divulgador científico, Avelino Senra,
Cómo debe formarse y ser el médico para que las recomendaciones de Trudeau se cumplan, cómo deberá evolucionar la medicina en tiempos de los ordenadores o qué esperanzas ofrece hoy la lucha contra el cáncer, todo ello contado por un maestro de especialistas que usa un lenguaje tan sencillo que le permite al lego entender numerosos entresijos de la medicina y del humanismo científico.
Siguiendo el ejemplo de Gregorio Marañón, en España hay de excelentes médicos escritores, e incluso divulgadores, pero no siempre expertos en explicar qué sentimientos y cuáles son las raíces que unen al médico con su enfermo, y cómo debe percibir éste el humanismo de quien le atiende.
Leer las 219 páginas de Comentarios Hipocráticos es descubrir qué piensan, cuáles son las preocupaciones, qué experimentan los médicos cuando nos atienden.
Y qué hacen para confortar a sus enfermos, a los que ven como algo propio, a los que tienen que sacar adelante, porque ese es el triunfo de su propia lucha por la vida.
Subtitulado “Sobre cultura y saber médico”, el libro apasiona, enseña y ayuda a tomar decisiones para la propia supervivencia.
Descubre, por ejemplo, cómo se reduciría drásticamente el número de enfermedades cardíacas, y simultáneamente el de cánceres, si además de no inhalar humo, se camina solamente media hora diaria