Pasada la conmoción provocada por su dolor ante la Comisión parlamentaria que investiga el 11M, las demandas de Pilar Manjón han concluido con la creación de una vistosa burocracia: las situaciones emotivas se resuelven en España abriendo oficinas con pocos fondos, numerosos funcionarios y nombres sonoros.
Esa es la respuesta gubernamental a las demandas imposibles de satisfacer de la portavoz de parte de los familiares de los 192 muertos y 1.500 heridos de los atentados islamistas.
Porque reclamó cándidamente paz entre los políticos; endurecimiento de las penas para los menores de edad, para castigar a uno que transportó los explosivos del 11M; autocensura de los medios informativos en casos de terrorismo, y creación de una comisión apolítica para estudiar los atentados.
Enfriada la emoción que inspiró esta madre de una víctima de los atentados, los políticos volvieron a atacarse entre ellos; se negaron a formar comisiones apolíticas; rechazaron incrementar el castigo a los menores, y numerosos medios informativos anunciaron que no se autocensurarán.
Así que el Gobierno Zapatero, al comprobar que no podía satisfacer las peticiones de Manjón ante el Parlamento, creó urgentemente un Alto Comisariado y una Fiscalía Especial, estructuras burocráticas para atender a las víctimas del terrorismo.
Aunque para eso ya existían organismos menos pomposos. que no recibían los medios que necesitaban.
Ahora habrá nuevas oficinas y altos funcionarios con nombres rimbombantes que gestionarán el perenne “no hay presupuesto” porque, como siempre, se lo llevará la burocracia.
Pilar Manjón tampoco mantuvo después el tono de su discurso parlamentario, tan comedido que ni había aludido al islamismo ni a los etarras como terroristas: enseguida arremetió contra el Gobierno anterior, exigiendo para él “responsabilidades penales” –cárcel--. Ya había calificado, con otros manifestantes, de asesino al expresidente Aznar.