Señor Pau, nuestro eslabón perdido:
Por fin ha aparecido usted. Llevaban buscándolo desde 1861, cuando Darwin proclamó que los humanos descendemos del mono.
Señor eslabón perdido, le escribo para decirle que muchos ciudadanos hubieran preferido que usted no existiera. Realmente, ha venido a embrollarnos la vida:
1.- Porque mientras usted no emergiera podía creerse fácilmente la instructiva historia de Adán y Eva. Ahora hay que complicarse teológicamente reinterpretando la teoría creacionista.
2.- Su vida es menos dramática y atractiva que la de nuestros Primeros Padres, que contiene pasión, ambición, tentación, envidia, crimen y hasta incesto, porque habiendo solo una pareja y unos hijos, a ver cómo hacían para tener descendencia.
3.- Dicen los paleontólogos que desde usted nos volvimos humanos. Eso no es cierto, vista de la involución hacia el mono de muchos aficionados al fútbol, como los que se burlaron en Madrid de futbolistas negros, verdederos humanos evolucionados mental y, sobre todo, físicamente, hasta los techos máximos.
4.- Ahora, a ver cómo le demostramos a los nacionalistas catalanes que los españoles debemos ser iguales ante la Constitución.
Porque su aparición como catalán, señor Pau, ha venido a desbaratar los sueños de igualdad de la humanidad no catalana. No sabe usted lo que tendremos que aguantarle a Pasqual Maragall y asociados por su eslabón perdido.
Que son capaces de buscar ahora las características de su sangre y ADN para certificar la legitimidad catalanista de la gente. Claro que también Carod-Rovira y otros charnegos que se han hecho más nacionalistas que los descendientes directos de usted podrían salir trasquilados.
Igualmente le ha dado usted un disgusto al PNV, que proclamaba que sus afiliados vienen incontaminados desde Adán, y que Noé hizo lo posible por tener, imitando a sus militantes, la sangre factor cero Rh negativo.